El Efecto Dominó

La barrera entre realidad y ficción, es muy tenue, muchas veces no existe.

En su momento, algunos la criticaron porque les parecía ridículo el que no se justificara un apagón masivo.


La película se llamaba “El efecto dominó” (The Trigger Effect, 1996).

En ella, una joven pareja debía hacerle frente a un psicópata que aprovechaba el apagón para hacerles la vida de cuadritos.

“El efecto dominó” no daba explicaciones sobre las circunstancias del apagón.

Simplemente Estados Unidos quedó inmerso en la oscuridad por varios días, sin motivo aparente.

La cinta protagonizada por Elisabeth Shue mostraba los estragos a causa de la ausencia de energía eléctrica. Supermercados y gasolineras cerradas, autopistas y avenidas paralizadas, personas desesperadas ante la falta de agua y alimentos, además de una atmósfera de miedo e incertidumbre.

El filme no mostraba más detalles de la situación, puesto que la acción se desenvolvía en los suburbios de la ciudad, sin embargo era fácil imaginarse el resto del cuadro: grandes edificios en la penumbra total, sin servicios de transporte, el metro y trenes suburbanos paralizados.

Al no servir los cajeros automáticos al igual que las cajas de los negocios, el uso de la tarjeta de crédito era inútil por lo que mucha gente se vio inmersa en una especie de indigencia temporal.

Lo visto en el filme, fue poco comparado con la realidad.

Las escenas ayer por la tarde en la Costa Este de los Estados Unidos eran de total desconcierto.

Un calor sofocante, miles de personas atrapadas en elevadores de grandes edificios y en la red subterránea del metro, no teléfonos celulares, no aeropuertos, no agua potable, toque de queda y centenares de gentes sin otra opción que dormir en la calle ante la imposibilidad de llegar a sus hogares.

30 millones de personas envueltas en el caos. 9 plantas nucleares sin funcionar, 23 plantas eléctricas fuera de línea

Fue el apagón más grande en la historia de los Estados Unidos.

La gente invadía las calles de 6 estados de la Unión Americana (además de Ottawa y Toronto, en Canadá) con el miedo y la incertidumbre reflejados en sus rostros. Nadie podía quitarse la idea de un ataque terrorista.

Hasta el momento, no se tiene una idea exacta de lo sucedido.

Se manejan varias versiones, el sobrecalentamiento de una línea de alta tensión, la caída de un rayo en la central eléctrica ubicada en las cataratas del Niágara, pero por más que las autoridades lo nieguen, la palabra sabotaje flota en el aire.

Es obvio que para evitar el pánico, los gobiernos canadiense y norteamericano no hicieron el uso de la guarida nacional y mucho menos han siquiera dejado entrever la posibilidad de un ataque terrorista, aunque el resto del mundo así lo imaginemos.

Difícilmente el gobierno dejará salir a la luz las verdaderas causas de este gigantesco apagón, menos aún si puede darles ideas a sus potenciales enemigos para repetir el fenómeno. Podría ser que la propia administración de Bush esté metida hasta el cuello en esto, quien sabe, caras vemos, conspiraciones no sabemos.

Lo experimentado el jueves en grandes ciudades como Boston, Detroit, Cleveland o Nueva York, fue un verdadero efecto dominó.

A pesar del caos, los habitantes de la Costa Este pasaron la prueba con éxito. Mantuvieron la calma, no hubo saqueos de negocios, la civilidad y cordura nunca se perdieron.

El filme hollywoodense fue rebasado por mucho, la realidad fue implacable.

OBSESIONES EN CORTO

A diferencia de México, en Estados Unidos no existe la cultura de los generadores de energía emergentes, mejor conocidos como plantas de luz, debido a la eficiencia en el servicio eléctrico. Por lo que casi la totalidad de los cines de las ciudades canadienses y americanas afectadas por el apagón, tuvieron que ser desalojados. Las pérdidas serán millonarias y más si el fluido eléctrico se normaliza hasta el fin de semana. La misma situación aplica para todo lo demás: centros comerciales y todo lo relacionado con el comercio, restaurantes, oficinas, instalaciones deportivas, etc. *** Los norteamericanos desde el fatídico 11 de septiembre están viviendo “La suma de todos los miedos”. *** David Koepp director de “El efecto dominó”, logra crear un clima de permanente inquietud y tensión, al tiempo que propone una reflexión sobre las reacciones del ser humano en situaciones límite. *** David Koepp ha dirigido también “Ecos Mortales” con Kevin Bacon, además de ser guionista de películas como “El hombre araña” (también su segunda parte que se estrena el otro año), “La habitación del pánico” (Panic Room) entre otras. Vale la pena que busquen “El efecto dominó” en su videoclub favorito. *