Valentín



Alejandro Agresti, diestro narrador de historias ("El Viento Se Llevó Lo Que", "Una noche con Sabrina Love") logró filmar en uno de los peores momentos de la economía argentina una cinta que ha conquistado premios y corazones donde quiera que se exhibe.

Valentín vive con su abuela gallega (Carmen Maura) en Argentina. Su corta vida se ha desenvuelto en un ambiente poco convencional. Su madre le abandonó cuando era pequeño y su padre viene a verle de vez en cuando para hablarle de la novia "del momento", novias que Valentín convierte enseguida en madres, para así, llenar el vacío de la familia y soñar con ser un niño "normal".

Una experiencia dura que Valentín envuelve de imaginación desbordante para poder sobrevivirla.

De esta forma, Valentín se erige como centro de esta película, en la que los demás personajes sólo tienen consistencia en la medida en la que se relacionan con el pequeño, para así, no dejar participar ninguna mirada más que no sea la infantil.

Valentín se convierte en el prisma por el que Agresti filtra el mundo adulto y lo analiza a través de la inocencia.

Es desde este lugar, como el director se permite hacer crítica de la situación familiar actual camuflada en la observación pura de un niño.

Valentín es "maltratado" por el egoísmo y prepotencia de los adultos, pero es "feliz" por pensar en los demás, por su alegría y su aceptación de la realidad.

Esta película se enmarca en la recurrente tradición hispana de “la visión del complejo mundo de los adultos a través de los inocentes ojos de un niño”. Pero la lucidez, inteligencia y perspicacia de dicha mirada, junto a la gracia, belleza y mimo con que está resuelta cada escena, logra arrancar giros, diálogos y situaciones de auténtica genialidad que actúan como bálsamo sobre un tema que parecía ya agotado.

Una cinta que no pretende dibujar una crítica agresiva, pero si esponjar los corazones y plasmar la necesidad de cuidar la paternidad como parte fundamental de la felicidad de un niño.

“Valentín” retrata una época en la capital de Argentina, la década de los 60 en la que el antisemitismo se sentía en el aire, un tiempo en la que un jovencito producto de un matrimonio mixto entre católico y judía tuvo que afrontar sus propios dolores, prejuicios religiosos y despertares, formando su propio criterio.

Toda la trama se apoya sobre Rodrigo Noya, el chico protagonista y su permanente voz en off. Gracias a su infinito carisma, precisión y naturalidad, Noya acepta el reto, echa sobre sus espaldas la película con aplomo de veterano y logra contagiar su singular visión sin resultar chocante en absoluto, apoyado por un solvente reparto compuesto por Carmen Maura, Julieta Cardinali, Mex Urtizberea y el propio Agresti, que se reserva un antipático papel como padre de la criatura.

Agresti logra lo que pocos cineastas, hacer una historia universal en términos tan locales que se siente una Argentina que no es ajena, que podría ser nuestra ciudad natal, nuestra calle o hasta nuestra propia infancia. Ese lugar atemporal que con sus sinsabores, existe en el mejor de los recuerdos.

El cineasta se libera de cualquier veleidad de autor para crear una obra con tintes autobiográficos partiendo de la ligereza y sencillez como bases de una obra compleja y ante todo, entrañable.

Nuestra Opinión: @@@1/2

Valentín
(Holanda-Argentina-Francia-Italia-España 2002)
Dirección y guión: Alejandro Agresti
Con: Carmen Maura, Rodrigo Noya, Julieta Cardinali, Jean Pierre Noher, Mex Urtizberea, Fabián Vena, Alejandro Agresti
Duración: 86 minutos
Distribución en México: Buenavista International
Clasificación: @ Insoportable, @@ Regular, @@@ Buena, @@@@ Obra Maestra

Correspondencia con esta enternecedora columna:

clorofomo@gmail.com

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