Voces Inocentes: un grito por la paz

- En entrevista, Luis Mandoki habla sobre los motivos que le impulsaron a dejar su carrera hollywoodense para filmar esta cinta
- El realizador mexicano afirma que la cinta marcó un antes y después en cu carrera
- Una mirada a “Voces Inocentes”




Fue uno de los directores mexicanos que emigró hace algunos años a Hollywood.

Llegó y triunfó.

En su paso por la meca del cine puede presumir el haber dirigido a estrellas como Paul Newman, Kevin Costner, Andy García, Meg Ryan, James Caviezel y Jennifer López.

Luego de hacer cine muy comercial, generalmente películas románticas, Luis Mandoki da un giro radical en su carrera al filmar “Voces Inocentes”, producción que también significó su retorno a México y una pausa en su carrera hollywoodense.

“Voces inocentes” cuenta la historia de Chava (Carlos Padilla), un niño de 10 años que crece al ritmo de la guerra. Como cualquier otro infante, quiere jugar, tiene sueños y hasta piensa en una novia, pero la situación de guerra que vive en Cuscatancingo, un pueblito de El Salvador, no se lo permite.

Chava tiene que enfrentarse a una prematura pérdida de la inocencia y se convierte en el soporte de su familia. Ante esta situación, el pequeño deberá tomar una decisión que cambiará su vida drásticamente: permanecer con su madre ante el temor de ser reclutado, unirse a la guerrilla o escapar para tratar de sobrevivir.

En charla exclusiva con el director, la primera e inevitable pregunta es ¿Porqué dejar todo de lado para filmar Voces Inocentes”?

“Uno como realizador siempre sueña con contar con una historia como ésa. Al encontrarla, en el momento de leerla, dejé de leer guiones y ofertas que estaba recibiendo. No había duda alguna de que ésta era mi próxima película. Por otro lado, mi sueño era volver a México, volver a mis raíces, hacer algo en español.


Luis Mandoki y Carlos Padilla. Foto: Paulo Vidales

Vivimos tiempos difíciles, llenos de guerra y violencia en el mundo, entonces, ¿por qué no hacer una película que abra al corazón de la gente? Es para nuestros niños, para los que están muriendo en situaciones así, para que se pare ese proceso y no vivan eso, no les suceda, ni a sus hijos, ni a sus nietos.”

- Cuando se anunció que regresarías a filmar “Casas de Cartón” (ahora llamada “Voces Inocentes”) muchos pensaron que estabas dando un paso atrás en tu carrera, incluso que Hollywood te había despreciado.

“Antes de fijarme en la historia de “Voces Inocentes” estaba en un proceso de búsqueda. Llevaba tiempo buscando un buen guión para filmar. No te miento si te digo que tenía varias propuestas de los grandes estudios para filmar, pero eran proyectos que como director no me llenaban. Ya había pasado la etapa de prueba en Hollywood, mis capacidades estaban demostradas, entonces no había porqué quedar bien con nadie.

“Voces inocentes” llegó en el momento justo de mi carrera. Esta historia marca un antes y un después. Vino a cambiar mi vida a nivel profesional y personal. Luego de haberla filmado, ya no puedo retroceder, ni quiero, soy otra persona.”

- ¿Cómo llega el guión a tus manos?

Parecería obra de la casualidad. Todo sucedió mientras estaba en Estados Unidos filmando un comercial. Un día durante los descansos del rodaje llegó uno de los actores a darme un guión. Ese actor era Oscar Torres. Me lo traje a leer a México y me impactó muchísimo, porque estaba claro que no era ficción, sino una historia real, por lo insólito de todas las cosas que suceden.

Yo no tenía idea del reclutamiento de los niños y de la mirada de un niño hacia la guerra, y me di cuenta de que era un lado de la vida que nunca se había contado antes.

Ahí empezó todo el proceso, que fue muy fuerte, pero muy satisfactorio. Oscar se abrió y escarbó en la memoria para contarme todas esas cosas que vivió en su infancia.”


Luis Mandoki y el guionista Oscar Torres. Foto: Paulo Vidales

- “Voces inocentes” fue un cambio radical. Dejaste las comedias románticas para hacer cine de denuncia.

“Cuando tienes acceso a vivencias tan intensas y humanas como las de Oscar (guionista de la cinta) es difícil tratar de pasarlas por alto o mirar a otro lado.

De pronto adquieres una obligación moral.

Contar hechos tan crudos como la muerte de niños o la manera en que la guerrilla y ejército se peleaban para reclutarlos, te deja el corazón desgarrado, pero en mi caso, lo tomo como un grito, como el de esas voces inocentes que así pueden ser escuchadas. Son gritos que el mundo debe conocer para que no se repitan más.

Si bien ’’Voces Inocentes’’ tiene como escenario la guerra civil de El Salvador, trata también sobre otras guerras que están sucediendo hoy.

Pienso en los niños de Irak, de Sudán, o de aquellos que viven en los más de 40 países donde son usados para pelear y esta película quiere denunciar, hablar acerca sobre eso. La vida de los niños es nuestra responsabilidad, porque los niños nacieron para jugar y no para matar o ser asesinados’’.

- La película no tiene un aire muy comercial. La historia es cruel e incómoda. ¿Crees que esto pudiera afectar su desempeño en taquilla?

“Antes que nada, tendríamos que quitar los tabúes y la venda de los ojos a la gente. Creer que historias como “Voces inocentes” no se deben ver por duras, es una tontería, todo lo contrario.


© Twentieth Century Fox

Se trata de provocar una reflexión y hasta una posición acerca de algo que ocurrió hace unos años, pero desafortunadamente es tan real que lo vemos con la guerra de Irak, de Israel, de muchos sitios donde se recluta a los niños para pelear. Esta, bien podría ser la parte de la historia que no se muestra en televisión.

Es bueno reír, es bueno divertirse en el cine, pero de vez en cuando es necesario ver cine que nos invite a reflexionar”.

- La cinta está ambientada en El Salvador, pero fue filmada en México. ¿Hubo alguna presión del gobierno salvadoreño para no filmarla ahí?


“Hay cierta presión del gobierno salvadoreño para no hablar de ese tema, no quieren abrir heridas. Aún así, no tuvimos problemas de censura para rodar en ese país. No lo hicimos porque carecen de la infraestructura necesaria para hacer una película, además de que estábamos cortos en presupuesto. Por eso se decidió filmar en México. Buscamos en varios estados y finalmente encontramos en Veracruz los escenarios que más se parecían a El Salvador.”

- Luego de la crítica que se hace en la cinta al gobierno norteamericano, ¿no tienes temor de que te cierren las puertas en Hollywood?

“Para mí sería un halago que eso sucediera. Por el momento no he tenido ningún problema al respecto, pero si así fuera, sería lo de menos. Me siento orgulloso de la cinta. Es incómodo que nos digan nuestros errores, pero alguien tiene que contar la verdad. La película habla por millones de personas, es la voz de un pueblo. Y esos gritos no puedes ignorarlos así porque sí, sólo porque algunos se van a ofender ante la verdad. El sol no se puede tapar con un dedo. Cuando la vida te pone una responsabilidad así, no hay vuelta atrás.”

INTERMEDIO

La infancia es algo que queda en el olvido cuando se vive entre el fuego cruzado.


© Twentieth Century Fox

Los días transcurren en un abrir y cerrar de ojos entre la escuela, las tareas y el poco tiempo que queda para salir a jugar con los amigos en el río. Gritos y susurros que se pierden en la corriente, como sucede con las esperanzas de los habitantes de El Salvador.

El toque de queda marca el inicio del infierno.

A lo lejos se escucha el intercambio de balas. El cielo poco a poco se ilumina con las luces centelleantes de un tiroteo que parece no terminar nunca, lo que es peor, pronto la batalla se comienza a experimentar dentro de la pequeña casa de paredes de lámina.

El fuego cruzado penetra la débil construcción destrozando lo poco que hay dentro. Los integrantes de una familia se esconden debajo de sus camas.

Las madres abrazan a sus hijos y los colchones fungen cono una especie de blindaje para retener las balas y evitar así que se incrusten en la piel. No siempre funciona. Al terminar la batalla, el silencio es roto por los gemidos de dolor de una madre o el llanto de aquellos pequeños que en cuestión de segundos han quedado huérfanos.

Chava (Carlos Padilla) tiene once años. Su joven madre (Leonor Varela) vive en la angustia conforme se acerca el cumpleaños de su hijo, pues tendrá que elegir, si se le puede llamar de esta manera, entre pertenecer al ejército o a la guerrilla.


© Twentieth Century Fox

No hay a quien elegir. Unos son igual de asesinos que los otros y ninguno pide permiso para integrar a los pequeños entre sus filas.

Chava trata de distraerse de la guerra con sus amigos, trabajando como ayudante de un chofer de autobuses (Jesús Ochoa) y escuchando los consejos de un párroco que se opone a la masacre de sus feligreses (Daniel Giménez Cacho).

Basado en la biografía del guionista Oscar Torres, Mandoki recrea El Salvador de los 80, atrapado en la Guerra Civil, pero las voces inocentes que se perciben no son de esos niños, son las de los infantes de Irak, de Sierra Leona, de Colombia, de África, que intentan mantenerse con vida ante una guerra heredada de la cuál no hay escapatoria, no en balde Torres ha elegido ser actor, quizá es más fácil interpretar otras historias que asimilar la suya propia.

El discurso de “Voces Inocentes” no es nuevo, por desgracia.

Su vigencia se transpira a través de cada uno de los fotogramas de la cinta en la que se esconden los gritos de miedo de esos niños sin ilusiones, enfermos del alma.

Mandoki coloca la cámara, Torres la historia y el corazón, el espectador se convierte en un cómplice silencioso de esa realidad que avergüenza ante la mirada de Chava, que funge como espejo de aquellos ojos que se han cerrado con un tiro de gracia.

Nuestra Opinión: @@@@

Voces Inocentes
(México 2004)
Director: Luis Mandoki
Guión: Oscar Torres
Música: André Abujamra
Fotografía: Juan Ruiz Anchía
Con: Carlos Padilla, Leonor Varela, Daniel Giménez Cacho, José María Yazpik, Gustavo Muñoz, Ofelia Medina, Jesus Ochoa
Duración: 120 minutos
Distribución en México: Twentieth Century Fox
Clasificación: @ Insoportable, @@ Regular, @@@ Buena, @@@@ Obra Maestra

Correspondencia con esta guerrillera columna:

codigocine@yahoo.com



Comentarios