Ray



El biopic o película biográfica es un subgénero por excelencia que por lo general prolifera en las películas hechas para televisión.

Si hubiese que extraerle algo particular a este tipo de cine, conviene buscar en su intento por rescatar a la figura merecedora de una vida con méritos propios, aptos para recrearse en un filme.

El único modo en que un biopic puede escaparle a la trampa del culto a la personalidad y la imitación, es mediante alguna clase de reinterpretación de la figura en cuestión.

Pero para eso se requiere que su realizador esté dispuesto a torcer, desviar o incluso contrariar las expectativas del público.

El trauma y un glaucoma dejaron a Ray Robinson Charles sin vista a los siete años.

Lo único que tenía a su favor era el empuje de su madre para que se valiese por sí mismo. Un tío le había dado las primeras lecciones de piano, pero aprendió música en una escuela para ciegos en Florida.

Graduado y huérfano, Ray emprendió un viaje extraordinario.


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Sin bastón ni perro, entero como le inculcó su madre, burló el racismo de un conductor de autobús que no le daba asiento, mintiendo sobre el origen de su ceguera como una herida en el desembarco de Normandía.

Subió al autobús. Y llegó a Seattle, en la otra punta del país.

Allí, se desprendió de su primer apellido para evitar la confusión con el boxeador Ray 'Sugar' Robinson, pero no logró desembarazarse inicialmente de su imagen de chico con talento pero con la voz y las maneras propias de un segundo Nat King Cole.

Y nunca, dicen, las segundas partes fueron buenas.

El cambio de Charles, su surgimiento como un artista capaz de expresarse, se produjo por dos experiencias, según 'Ray'.

La primera, su batalla ciega para evitar el abuso y el aislamiento en un entorno duro de música, negocio, público y clubes.

La segunda, su encuentro con la heroína.


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Las dos le acompañaron durante los mejores años de su creación. Desde su primer éxito, I've Got a Woman, en 1956 pasando por Hit the road Jack, What I say hasta 'You Don't Know Me', en 1965.

“Ray” no oculta los aspectos más oscuros o discutibles de la personalidad del hombre que mezcló el gospel con el rythm & blues y revolucionó muchos rincones de la música popular del siglo XX.

Lo bueno y lo malo, lo brillante y lo oscuro, lo admirable y lo rechazable van desfilando a un ritmo imparable.

No se puede esperar de este “Ray”, la emoción dramática, ni el hondo retrato humano de músicos que lograron Clint Eastwood en “Bird”, Bertrand Tavernier en “Round Midnight” o Bruce Weber en “Let\'s Get Lost”.

Este es un típico biopic a la antigua: una vida bonita de ver, que Taylor Hackford apuntala en los traumas que de niño sufrió Ray Charles y en el recuerdo de una madre empeñada en que ese niño no se convirtiera en un «lisiado», y supiera ver con sus oídos.

Lo más sorprendente de “Ray” es su autoría.

Lleva la firma de Taylor Hackford, veterano cineasta que nunca se había interesado por colgarse la consideración de autor. “Prueba de Vida” o “El abogado del diablo” habían situado a Hackford como el típico realizador de estudio capaz de conducir a los terrenos comerciales precisos grandes proyectos al servicio de grandes estrellas.


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Nada de esto se ve en “Ray”, donde Hackford recurre a un actor en proyección, Jamie Foxx, para dar vida al mítico Ray Charles y componer un obsesivo retrato del personaje que cae en ocasiones en el exceso, el detalle y la irregularidad del metraje.

Salvo la caracterización de Jamie Foxx, el filme de Taylor Hackford carece de alma, de progresión narrativa, de interés y de cariño por el personaje y por la historia que está relatando.

Los personajes que recorren la pantalla están desprovistos de identidad, de presencia, gracias a una trama reducida a la traducción de acontecimientos importantes, año a año, con una desgana inverosímil hasta en los más ordinarios biopics exhibidos en televisión.

Si nos olvidamos de que las imágenes mostradas pertenecen al mundo de la ficción, bien podríamos estar asistiendo a un insulso documental sobre pseudo estrellitas que suelen emitir las cadenas musicales.

Sin embargo, la película es obligada para aquellos que no tengan idea de la vida de este sensacional músico, sobre todo por la estupenda caracterización de Jamie Foxx que logra recrear hasta en el más insignificante ademán, la personalidad de Ray Charles.

Los amantes de la buena música, sabrán apreciar la banda sonora de esta cinta.

Nuestra Opinión: @@1/2

Ray
(Ray, Estados Unidos 2004)
Director: Taylor Hackford
Guión: James L. White y Taylor Hackford
Fotografía: Pawel Edelman
Música: Craig Armstrong, Ray Charles.
Intérpretes: Jamie Foxx, Kerry Washington, Regina King, Clifton Powell. Harry J. Lennix, Bokeem Woodbine, Aunjanue Ellis
Duración: 152 minutos
Distribución en México: UIP
Clasificación: @ Insoportable, @@ Regular, @@@ Buena, @@@ Obra Maestra

Correspondencia con esta antológica columna:

codigocine@yahoo.com



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