Amor Eterno



Es ya una sana adicción.

Jean-Pierre Jeunet hace nuevamente de las suyas al crear un filme igualmente estilizado, lúdico y extravagante como su filmografía.

Del barroco y luminoso París de comienzos de siglo a la sucia y lodosa fotografía del campo de batalla; de los añejos colores sepia al estallido de color, el cineasta contorsiona, reinventa, dinamita el lenguaje audiovisual de forma incansable, recurriendo a las descripciones súbitas, a los juegos infantiles, a la sorpresa constante y desmesurada sin recato, en pocas palabras, cine al estilo de Jeunet.

Pero no menos audaz es su esqueleto, un retorcido torbellino de amores, amistades, venganzas, asesinatos, infidelidades, muertes con el que Jeunet envuelve -y en ocasiones, ahoga- las retinas y la médula de un espectador poco acostumbrado a estos excesos.

Pero antes de hablar de la cinta, es necesario darle un vistazo a lo que sucedió detrás de cámaras.

El descomunal éxito de “Amélie”, hace ya más de tres años, lanzó a la fama a Audrey Tatou y puso seguramente en un aprieto al director del filme, Jean-Pierre Jeunet: nunca es fácil dar el siguiente paso después de un triunfo así, y tan inesperado.

Parece que Jeunet decidió evolucionar su peculiar mundo (“Delicatessen”, “La ciudad de los niños perdidos”, “Alien: Resurrection”) y ha optado ahora por continuar en una senda reconocible, pero con todas las precauciones para eludir las imitaciones.


© Warner Bros

Con una cojera heredada de una poliomielitis infantil y protegida por sus adorables tíos, la Matilde es una testaruda mujer capaz de mover cielo y tierra para que el amor triunfe en medio de la muerte y la destrucción causada por la guerra.

Mathilde recibe la noticia que su novio Manech (Gaspard Ulliel), murió en el frente.

Pero ella no cree en las noticias que trae el cartero, por lo que se lanza en una fantástica búsqueda para saber qué pasó en esa mortal trinchera.

“A Very Long Engagement” reconstruye la anécdota principal del argumento --la ejecución de cinco soldados franceses que se automutilaron para volver a sus casas-- desde múltiples perspectivas, intentando reflexionar sobre qué significa contar una historia desde un punto de vista u otro, y de cómo la mentira devora a la verdad, y viceversa.

Por lo demás, Jeunet retoma, en las secuencias con Audrey Tautou, el mismo tono de cuento de hadas que en “Amélie”: su obsesión por los detalles y las enumeraciones, la voz en off de vocación casi publicitaria y la presencia de una actriz que encarna con naturalidad la idea de inocencia y la de tenacidad.


© Warner Bros

Eso sí, la chiquilla está bien acompañada: encontramos a Dominique Pinon, actor fetiche de Jeunet; a buena parte del “star system” galo (Jean-Pierre Darroussin, André Dussolier y Tcheky Karyo), y el cameo de Jodie Foster en su primer papel en francés, encarnando a uno de los personajes más conmovedores de este melodrama bélico y neorromántico.

A diferencia de “Amelie” aquí no todo es juego, también hay drama, y más complejidad.

De entrada, el realizador opta por trabajar a partir de una novela, reduce su paleta de colores para retratar la gravedad de la Gran Guerra y articula una suerte de rompecabezas policiaco.

Pero al igual que en “Delicatessen” o “La ciudad de los niños perdidos” Jeunet se las arregla para hacer uso de las atmósferas oníricas, resonancias poéticas y esa rara intensidad de las historias que retrata, salpicada esta vez con contradictorios ataques de hiperralismo.

Aunque usted no lo crea, la historia de Mathilde es lo menos interesante.

Jeunet presta un mimo especial a las cuatro historias de los compañeros de su infortunado amor, lo que aporta una riqueza excepcional a la película.


© Warner Bros

Destacable el cameo de Jodie Foster en unos memorables veinte minutos donde la gran actriz americana hace gala de un perfecto francés (hasta donde mis conocimientos del idioma pueden llegar).

El gran triunfo de la película es el aire nostálgico y melancólico que se respira. La bellísima fotografía, la música de Badalamenti, el extraordinario montaje en las cruentas batallas y el trabajo de cámara colaboran para hacer de “A Very Long Engagement” la excelente película que es.

Los actores se encuentran a un gran nivel, y sorprende ver la cantidad de caras conocidas: Tchèky Karyo, Dominique Pinon, Marion Cotillard o la ya mencionada Foster.

La interpretación de los cinco actores principales, los cinco condenados, es irreprochable, pero el enamorado en cuestión falla un poco, y es que su papel es muy poco lucido: no se termina de entender qué rayos le ve Mathilde.

El resultado es una cinta seductora, adictiva, un cuento de hadas adulto, una historia de amor con pergaminos de cine negro, un filme que no dejará, para bien o mal, a nadie indiferente.

Nuestra Opinión: @@@1/2

Amor Eterno
(A Very Long Engagement, Francia-Estados Unidos 2004)
Director: Jean-Pierre Jeunet
Guíón: Jean-Pierre Jeunet y Guillaume Laurant; basado en la novela de Sébastien Japrisot
Fotografía: Bruno Delbonnel.
Música: Angelo Badalamenti.
Con: Audrey Tautou, Gaspard Ulliel, Jean-Pierre Becker, Dominique Bettenfeld, Clovis Cornillac, Marion Cotillard, Jean-Pierre Darroussin, Julie Depardieu, Jean-Claude Dreyfus, André Dussollier
Duración: 134 minutos
Distribución en México: Warner Bros
Clasificación: @ Insoportable, @@ Regular, @@@ Buena, @@@@ Obra Maestra

Correspondencia con esta épica columna:

codigocine@yahoo.com



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