XLV Muestra Internacional de Cine I



Es una tradición que data de 1971, un evento que ningún cinéfilo quiere perderse.

La Muestra Internacional de Cine que organiza la Cineteca Nacional es sin duda uno de los eventos de cine más esperados en México.

A diferencia de un festival de cine, el cual generalmente se realiza en un solo sitio, la Muestra es uno de los pocos ciclos –junto con el Tour de cine Francés y el Festival Cinematográfico de Verano de la UNAM- que recorre casi todo el país ofreciendo a miles de personas la oportunidad de acercarse al cine alternativo, a las cintas que han triunfado en algunos de los festivales más importantes del mundo.

Con el lema “Bajo el cine en la piel”, la XLV Muestra Internacional de Cine en su segmento de primavera incluirá 17 cintas de al menos 14 países, realizadas por cineastas de la talla de Woody Allen y Jean-Luc Godard.

Al igual que en anteriores ediciones, la Muestra incluirá producciones del cine mexicano, el cual este año estará representado por el documental “Ni muy muy, ni tan tan, simplemente Tin Tan”, de Manuel Márquez.

“Ni muy muy...Ni tan tan...”, es el primer documental que hace un seguimiento riguroso de la carrera de Germán Valdés "Tin Tan" (1915-1973).

La cinta es resultado de 31 entrevistas realizadas a la familia, compañeros, amigos y estudiosos del la carrera de este artista que representó por varias décadas a "El pachuco", uno de los personajes típicos de la década de los cuarenta.

También está programada la ópera prima de Jaime Aparicio “El mago”, así como la coproducción de México con Francia, Bélgica y España “Salvador Allende”, del realizador chileno Patricio Guzmán.

Con una fuerte presencia de cine iberoamericano, la muestra exhibirá cintas de noveles creadores y de latitudes poco conocidas como Corea del Sur, Irán o Uruguay; sin dejar de lado a los monstruos de la cinematografía mundial como Woody Allen o Godard.

A continuación les dejamos la primera parte del recuento de películas que integran la XLV edición de la Muestra.

- Melinda, Melinda
(Melinda and Melinda, Estados Unidos 2004)
Dirección y guión: Woody Allen
Director de Fotografía : Vilmos Zsigmond
Música: Piezas de Igor Stravinsky, Johann Sebastian Bach, Johannes Brahms y Béla Bartok; temas musicales interpretados por Dick Hyman, Erroll Garner, Adam Hamilton, Soul Avengerz y Heinz Roemheld
Con: Will Ferrell, Radha Mitchell, Neil Pepe, Stephanie Roth Haberle, Chloë Sevigny, Amanda Peet,
Duración: 100 minutos
Distribución en México: 20th Century Fox



Tomando como eje a un enigmático y bellísimo personaje femenino llamado Melinda (Radha Mitchell), sendos escritores teatrales, especializados respectivamente en el drama y la comedia, especulan ante sus amigos sobre los posibles desarrollos de una leve ficción interpretada bajo la doble clave dramática y cómica. De esa forma, ambas historias irán discurriendo en paralelo, teniendo como origen una situación similar: la irrupción de una inesperada intrusa en el seno de sendas cenas de amigos que en realidad esconden extrañas motivaciones.

Dos visiones de la vida distintas: la comedia y el drama. Ese es el tema de la película de Allen y además lo mezcla con sus elementos favoritos: la fragilidad del amor, la infidelidad dentro del matrimonio, el romance sofisticado, la incapacidad de comunicación.

Allen relata la misma historia con los mismos elementos de manera distinta dándonos el mismo resultado.

Woody Allen se acerca a los setenta años en plena forma, con un cine delicioso, genial en su irregularidad y muy divertido. Sigue embarcado en ese cine distendido, desenfadado, que no ligero, disfrutando con sus nuevas historias.

Historias en las que se ríe de sí mismo y de todo, incluso de su pasado y de personajes que por él deambularon. Y se regocija en su virtuosismo, aparentemente sencillo, en la escritura y la dirección, dando año tras año películas deliciosas.

Ese virtuosismo le ha llevado ahora a plantear una historia, “Melinda y Melinda”, que se cuenta desde dos puntos de vista, uno dramático y otro cómico, en una lejana y atractiva variación del clásico Rashomon, de Akira Kurosawa.

Tras varias comedias que podían tacharse de simplonas, “Melinda y Melinda” recupera el fuelle que Allen había perdido en los últimos años y nos devuelve lo mejor del cineasta: su capacidad de experimentación y su talento para desarrollar un guión cargado de inventiva.

- Nuestra Música
(Notre Musique, Francia-Suiza 2004)
Dirección, guión y edición: Jean-Luc Godard
Fotografía: Julien Hirsch y Jean-Christophe Beauvallet
Música: Selecciones de piezas de Jean Sibelius, Alexander Knaifel, Hans Otte, Cetil Bjornstad, Meredith Monk, Gyorgy Kurtág, Valentin Silvestrov, Piotr Tchaikovsky, Trygve Seim, Arvo Pärt, Anouar Brahem y David Darling
Con: Sarah Adler, Nade Dieu, Rony Kramer, Georges Aguilar, Leticia Gutierrez, Ferlyn Brass, Simon Eine
Duración: 80 minutos
Distribución en México: Alfhaville



“Nuestra música”, como casi toda la filmografía de Godard, es una película de difícil digestión.

Godard ha sido fiel a su planteamiento de un cine anti-clásico, aunque los años le han ido radicalizando en su cinematografía.

Sus últimos proyectos son de corte experimental y exageradamente minoritarios.

Es el caso de “Nuestra música”.

El filme tiene tres partes: infierno, purgatorio y paraíso.

El infierno abarca apenas siete minutos de imágenes de guerra apoyadas por cuatro piezas para piano y varios textos recitados.

El capítulo más extenso es el purgatorio -quizá porque es el que abunda en el mundo-, que trascurre en Sarajevo durante los Encuentros Europeos del Libro. En el mismo se mezcla la ficción con la realidad de las conferencias y las charlas con escritores como el español Juan Goytisolo.

El paraíso dura más o menos diez minutos, donde una mujer joven yace en una playa custodiada por soldados estadounidenses.

A pesar del hermetismo del cine de Godard, la crítica le sigue apoyando.

Desde las alabanzas de la ilustre revista francesa Cahiers du Cinema hasta los mimos de los más importantes festivales europeos, San Sebastián lo recibió en la sección Zabaltegi y Cannes en la selección oficial. La crítica también le ha apoyado con uno de los varios premios Fipresci que otorga a la mejor película del año 2004. Otro reconocimiento le llegó de la Academia Europea de Cine, que le puso como candidato a mejor guionista y a su protagonista, Sarah Adler, a mejor actriz.

“Nuestra Música” es un film, como otros muchos del cineasta, que pulveriza los esquemas narrativos tradicionales, incluidos los menos tradicionales y también los nada tradicionales, al prescindir de todos los puntos de apoyo conocidos: historia, protagonistas, puntos de giro, funcionalidad supuesta de los encuadres, etc.

Godard convierte los tres actos clásicos en tres apartados: Infierno, Purgatorio y Paraíso, que, en cierto modo, mantienen la evolución del relato, haciendo convivir en el film a personajes y personas, permitiéndose incluso situar a uno/a de ellos/as, el interpretado por el propio cineasta, entre ambos mundos.

Desde estas posiciones tremendamente abiertas, siempre atentas a cualquier camino por explorar, la película nos propone, con unas imágenes en ocasiones cargadas de magia y otras veces teñidas de una obviedad que casi ofende (los marines norteamericanos que custodian el jardín del Edén final, por ejemplo), pero siempre pisando la raya de lo sublime (con el peligro de caer del otro lado), una reflexión sobre la violencia y la guerra que adjudica a la palabra, como expresión de la inteligencia, la cultura y los sentimientos, el papel de contracampo de aquéllas.

Una dialéctica de plano / contraplano que la película plantea explícitamente, con la ciudad de Sarajevo como significativo fondo, y con el conflicto palestino como dolorosa actualidad de esa dualidad: los excluidos del pasado, los judíos, practicando la exclusión con sus vecinos de hoy.

Todo el film (musicalizado exquisitamente mediante sombrías composiciones para piano) es una constante autorreferencia a Godard y su obra, incluyendo secuencias de diálogo montadas y fotografiadas con el particular modo del realizador.

En definitiva, otra perla personal e intimista


- Whisky
(Uruguay-Argentina 2004) 95 minutos
Dirección: Juan Pablo Rebella y Pablo Stoll
Guión: Juan Pablo Rebella, Pablo Stoll, Gonzalo Delgado
Fotografía: Bárbara Alvarez
Música: Pequeña Orquesta Reincidentes
Con: Jorge Bolani, Mirella Pascual, Andrés Pazos, Daniel Hendler, Ana Katz, Alfonso Tort
Duración: 95 minutos
Distribución en México: Cinematográfica Macondo



Luego de prácticamente crear la industria cinematográfica en Uruguay con su primera película, la independiente y multipremiada “25 Watts”, sus autores presentan su segunda cinta, donde el mayor presupuesto les permite trabajar en color y en mejores condiciones técnicas.

Rebella y Stoll hacen una obra totalmente diferente a su debut, donde se lucen con una narración verdaderamente más intensa.

“25 Watts” -exhibida en México en una de las ediciones del extinto Festival Ibercine- fue una película interesante y entretenida, que, aunque con mucha calidad, no dejaba de repetir ciertos arquetipos del cine “joven”independiente.

“Whisky” logra un lenguaje propio e inesperadamente adulto, donde se muestra a un solitario Jacobo, dueño de una lamentable fabrica de medias, cuya madre ha fallecido y que confía en una de sus empleadas, Marta, para que lo ayude a engañar a su hermano que viene de visita.

Lo que Jacobo le pide a Marta (tácitamente, en la película nunca se menciona) es que ella lo ayude a fingir que su vida no es tan mediocre. La presencia del hermano no hace más que acentuar más las características complejas de los personajes, y de las situaciones plagadas de humor absurdo que se generan en torno a ellos.

Una exploración gélida a la conducta de esta gente que no se habla cuando es imperante que lo haga, o que se habla si motivos.

“Whisky” está plagada de códigos para descifrar por espectadores avezados, indicios que se van completando a medida que pasa el relato, en el que, también a la manera de Paul Thomas Anderson, se explota continuamente el recurso de pequeños accidentes domésticos, conflictos mínimos que colaboran con la construcción perfecta de estos personajes impenetrables.

La historia es enternecedora, parte de un argumento que puede ser insignificante, y agregando el tono absurdo, “Whisky” es un trago de cine del bueno que hace de la composición de tres personajes una anédota inolvidable.

¿En base a qué?

Un tratamiento de imagen (y objetos) notable, humor constante que no esconde la tristeza de sus criaturas, y un tono tan atractivamente melancólico como el Uruguay mismo.

- El pozo
(Io non ho paura, Italia-España-Gran Bretaña, 2002)
Director: Gabriele Salvatores
Guión: Niccolò Ammaniti y Francesca Marciano; basado en la novela “Io non ho paura”de Niccolò Ammaniti
Música: Ezio Bosso y Pepo Scherman.
Fotografía: Italo Petriccione
Con: Diego Abatantuono, Aitana Sánchez-Gijón, Giuseppe Bocchino, Dino Abbrescia, Mattia Di Pierro, Stefano Biase
Duración: 108 minutos
Distribución en México: Cine, Video y Televisión




Desde hace varias décadas, el cine ha vuelto una y otra vez sobre el tema de la inocencia perdida, sobre ese momento de la infancia en el cual algunos de los miedos más profundos llegan a materializarse: el misterio de la muerte, el terror a lo desconocido, el descubrimiento de la crueldad del mundo adulto, una crueldad que muchas veces los niños reproducen a su propia escala.

En esta línea se inscribe “El Pozo”, la película más reciente del director italiano Gabriele Salvatores, que en 1991 obtuvo el Oscar en la terna de Mejor Película Extranjera por “Mediterráneo”.

Ese mismo lenguaje se reconoce ahora en el comienzo de “El pozo”, cuando un grupo de chicos y chicas atraviesan a toda carrera un refulgente campo de trigo, abriéndose camino a través de espigas más altas que ellos, en un mar amarillo que parece devorarlos bajo un sol abrasador.

Son habitantes de un pueblo perdido en un rincón de Sicilia, amigos que comparten la soledad y la pobreza de ese mundo olvidado, donde no hay signos de la llegada de la modernidad.

Entre ellos se imponen esos juegos en donde la ingenuidad se mezcla con la malicia, incluso con la impiedad.

Pero Michele parece distinto, como si tuviera otra sensibilidad. Y será Michele, justamente, quien deba enfrentarse a un misterio que parece salido de sus propias pesadillas.

Basado en una novela de Niccoló Ammaniti, que en Italia llegó a vender 180, 000 copias, “El pozo” va construyendo primero la atmósfera que desembocará en el descubrimiento de Michele: una casa abandonada en medio del campo, el silencio sólo quebrado por las chicharras del verano, un extraña cueva camuflada por unas chapas y pasto seco.

Allí, en ese pavoroso agujero en la tierra, al que se asoma con tanto horror como curiosidad, Michele cree descubrir a su doble: un niño de su misma edad, pero rubio, que está encerrado como un animal, sin agua ni comida.

No conviene develar muchos más detalles de la trama, pero basta con señalar que ese niño salvaje con el que tropieza Michele está allí a causa de un secuestro.

En este contexto, los adultos que aparecen en “Io non ho paura” se van asemejando cada vez más a ogros, particularmente el personaje que interpreta Diego Abatantuono, una figura muy frecuente en el cine italiano de los últimos veinte años y que con su estatura enorme, su voz tronante y su aspecto mafioso se impone por sobre sus cómplices locales.

No parece un dato casual que este personaje provenga de Milán (la ciudad natal deldirector Salvatores,) y que las dos Italias –la próspera del norte y la postergada del sur– vuelvan a aparecer, como siempre en el cine peninsular, como las dos caras antagónicas de una misma moneda.

Esas dos Italias también parecen estar representadas en los dos chicos, confrontados a una realidad que los supera.

Esos contrastes también tienen su correlato formal en el film de Salvatores: el mundo adulto es oscuro, cerrado, vicioso, mientras que el de los chicos es siempre luminoso, abierto, lúdico.

Un canto a la valentía, a la justicia, a la libertad.

- Luna de Avellaneda
(Argentina-España 2004)
Director: Juan José Campanella
Guión: Fernando Castets, Juan Pablo Doménech y Juan José Campanella
Música: Ángel Illarramendi.
Fotografía: Daniel Shulman
Con: Ricardo Darín, Mercedes Morán, Eduardo Blanco, Valeria Bertucelli, Silvia Kutika, José Luis López Vázquez, Daniel Fanego, Atilio Pozzobón
Duración: 143 minutos
Distribución en México: Artecinema



Luna de Avellaneda es un antiguo club argentino de barrio donde se desarrollan distintas actividades sociales y deportivas. En sus inicios el club gozaba de gran cantidad de socios y destacaba por su prosperidad, pero en la actualidad el club no vive un buen momento económico y la participación de la gente del barrio cada vez es menor.

Román (Ricardo Darín), socio vitalicio ya que su madre dio a luz dentro del club, y el resto de gestores incluido el viejo Don Aquiles, uno de sus fundadores, se esforzarán para evitar el inminente cierre de Luna de Avellaneda.

Juan José Campanella vuelve a traernos otra pequeña ración de cine social argentino con Ricardo Darín como protagonista. Anteriormente pudimos disfrutar de ésta pequeña sociedad que han montado actor y director en la fantástica “El Hijo de la Novia”.

Campanella bucea en los deseos de esta gente común por no abandonarse a las circunstancias de vida que les toca sufrir.

Entre los personajes se descubre que no hay amores eternos, pero también que cada uno siempre puede hacer un poco más por mantenerlos en pie.

También se reflexiona sobre la realidad de un país que se derrumba, en el que las buenas intenciones no alcanzan y donde pareciera que no vale la pena luchar.

Pero este grupo de personas especiales que se aman al tiempo que se odian, que se resienten al tiempo que se buscan, están dispuestos a dar batalla a sus emociones desencontradas y a una realidad socioeconómica asesina de sueños.

Descriptiva y simbólica a la vez, la película de Campanella está bien narrada, es minuciosa en el diseño de sus personajes, consagra la dupla Darín-Blanco como de las mejores que dio el cine argentino de los últimos años, ingeniosa en los diálogos, tierna, amena, divertida, sin golpes sensibleros.

- Las alas de la vida
(Lilja 4-ever, Suecia-Dinamarca 2002)
Dirección y guión: Lukas Moodysson
Fotografía: Ulf Brantås
Música: Nathan Larson
Con: Oksana Akinshina, Artyom Bogucharskij, Lyubov Agapova, Liliya Shinkaryova, Elina Benenson
Duración: 109 minutos
Distribución: Quality-Arthaus-Videocine



“Lilja 4-ever”, es dirigida por uno de los talentos más emergentes del cine europeo actual, Lukas Moodysson (Together y Fucking Amal).

La cinta es una muy lograda descripción sobre la condición de un importante sector de la juventud de la Europa empobrecida, particularmente los territorios que alguna vez fueron parte de la Unión soviética.

Es una mirada realmente estremecedora a la vida de una adolescente rusa que se va quedando poco a poco sin alternativas, terminando inserta en la terrible estructura del tráfico sexual.

El comercio sexual de jóvenes mujeres y niños que se practica en Europa y otras regiones del mundo es una variante más sofisticada y, si cabe, más cruel, del comercio de esclavos procedentes de Africa, practicada por las emergentes potencias capitalistas europeas, Gran Bretaña a la cabeza, desde el siglo XV en adelante.

Comercio que constituyó, en esos siglos, el mayor elemento de acumulación del sistema capitalista.

Hay un hilo conductor entre aquella esclavitud y la que describe la cinta.

Según ha estimado la Unión Europea, están atrapadas por las mafias capitalista actuales y obligadas a prostituirse en las luminosas, ricas y ”civilizadas” ciudades de Europa occidental poco más de 700 000 mil mujeres. Cifras oficiales.

La realidad puede ser cuantitativamente peor.

- Contra la Pared
(Head-On, Alemania-Turquía 2004)
Dirección y guión: Fatih Akin
Fotografía: Rainer Klausmann
Música: Alex Menck, Maceo Parker
Con: Birol Ünel, Sibel Kekilli, Catrin Striebeck, Güven Kirac, Meltem Cumbul, Zarah McKenzie, Stefan Gebelhoff
Duración: 123 minutos
Distribución en México: Cinemas Nueva Era



Cahit y Sibel son dos alemanes de origen turco. Él con treinta y pico de años lleva una vida miserable consumiendo alcohol y cocaína. Ella, Sibel, intentó suicidarse, tratando de huir del conservadurismo de su familia.

Los dos se conocen en un hospital y Sibel le pide a Cahit se case con ella para liberarse de la presión familiar. Llevan a cabo el plan y ella inmediatamente le aclara que cada quien viva su vida y en absoluta libertad.

Pero las cosas, de pronto, toman otro rumbo.

La pareja jamás volverá a ser indiferente uno para el otro.

No es una película sobre la emigración, pero tiene un importante peso el cruce de culturas entre Alemania y Turquía.

Como aludiendo a una fábula que contara una historia de amor basada en el fracaso, un grupo de músicos y una cantante introducen la acción, la adornan en algunos intermedios y la despiden sin intención de hacer moralejas.

No es fácil hacerlas con esos dos seres inestables: un joven que vive en un absoluto desorden doméstico, físico y mental, y una alemana descendiente de turcos que ve cómo su entrega emocional choca con la rigidez de costumbres de su familia.

Pero "Contra la pared" no se plantea como el habitual amor frustrado por las diferencias culturales o ideológicas, sino como un cruce fatalista de deseos. Ella se empeña en que vivan juntos por conveniencia, aunque no se amen; él parece querer que le dejen en paz. Cada uno a su modo, con esa vocación autodestructiva, evitan dejar paso al amor. Hasta el punto de que cuando está ahí, apenas son capaces de darse cuenta.

En esa visceralidad y obstinación de uno y otra reside buena parte del atractivo de la película. Al director se le ve demasiado fascinado por esa especie de poesía de la autodestrucción.

El clima que crea Fatih Akin (con apoyo de canciones que van de Depeche Mode a Sisters of Mercy) y la fuerza de los actores, consolidan una poderosa pasión amorosa.

- El mago
(México, 2004)
Director: Jaime Aparicio
Guión: Jaime Aparicio y Enrique Rentería
Fotografía: Diego Arizmendi
Música: Rosino Serrano
Con: Erando González, Maya Zapata, Julissa, Gustavo Muñoz, Juan Ángel Esparza, Claudia Goytia
Duración: 98 minutos
Distribución en México: IMCINE



“El mago” es la apuesta universitaria por hacer un cine mexicano alterno, realista y sincero

En ese mismo esfuerzo, la cinta es la tercera entrega del programa de óperas primas del Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC) de la UNAM.

Jaime Aparicio es el director debutante, quien también participa en la escritura del guión.”El mago” sigue los pasos de Tadeo (Erando González), quien se gana la vida haciendo magia en las calles, asistido por Félix (Gustavo Muñoz), el rey del mambo-reggae.

Su rutina y sus planes cambian cuando se entera que padece un mal terminal. Decide entonces arreglar las cuentas con su pasado, por lo que busca a Raquel (Julissa), su ex mujer, visita la vecindad de la infancia y ubica al hijo del que fuera su mejor amigo. Busca partir con la conciencia tranquila, y revive para morir.

Aparicio filma una historia apoyada en una tradición dramática conocida, bastante explotada con un toque nacional, con el dramatismo “exitoso” al estilo de “Nosotros los pobres” o “Los Olvidados” solo que con un toque más personal.

En “El mago” el realizador apuesta por seguir a un personaje para contarnos sus tormentos y transformaciones, mismos que están llamados a ser el vínculo afectivo con el espectador: conforme se desarrolla la historia descubrimos el potencial cálido del protagonista, enfrentado a un conflicto que en principio lo rebasa.

La chispa de la cinta es puesta por personajes con características más o menos conocidas, como el infaltable y entrañable teporocho bufón (que por su parte da cuenta de una constante temática infaltable en el cine mexicano: la persecución de un sueño que por supuesto, no ha de conseguir).

La cinta cuenta con una excelente fotografía, pero adolece de una falta de fortaleza en las historias secundarias, las cuales son muy débiles y poco aportan a la trama.

Aún así, “El mago” demuestra su magia haciendonos valorar y saborear esos pequeños sueños que nos da la vida, algunas veces alcanzables, otras veces difíciles de realizar, pero que sin ellos, nuestra existencia no tendría la magia de la ilusión.

Circuito de Exhibición Ciudad de México y Area Metropolitana:

Cineteca Nacional Sala 1, Jorge Stahl del 1º al 17 de abril; Sala 2, Fernando de Fuentes del 2 al 18 de abril; Cinemex Casa de Arte del 1º al 17 de abril; Cinepolis Perisur del 1° al 17 de abril; Cinemex Mundo E del 2 al 18 de abril; Cinépolis Diana del 2 al 18 de abril; Centro Cultural Universitario, Sala Julio Bracho del 3 al 19 de abril; Cinemex Coapa del 3 al 19 de abril; Cinepolis Interlomas del 3 al 19 de abril; Cinematógrafo del Chopo del 4 al 20 de abril; Lumiere Reforma del 4 al 20 de abril; Cinemex Altavista del 4 al 20 de abril; ENEP Acatlán del 5 al 21 de abril; Cinemark Bosques del 5 al 21 de abril; Cinemex Insurgentes del 5 al 21 de abril; ENEP Aragón del 6 al 22 de abril; Cinemark CNA del 6 al 22 de abril; IPN Medicina (Casco de Santo Tomás) del 7 al 23 abril; Cinemanía del 7 al 23 de abril; IPN Zacatenco del 8 al 24 de abril; Lumiere Texcoco del 8 al 24 de abril; Cine Teatro Morelos, Cuernavaca del 11 al 27 de abril.

Correspondencia con esta festivalera columna:

codigocine@yahoo.com



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