Star Wars Episodio III: La Venganza de los Sith



“La Guerra de las Galaxias”, desde su estreno en 1977, ha estado rodeada de una “fuerza” especial.

Sus críticos pueden decir que su guión tiene varias deficiencias y es muy básico, que al final sólo es la clásica lucha entre el bien y el mal donde siempre ganan los buenos, pero las muestras de devoción que ha logrado la saga de George Lucas son el mejor reflejo del fuerte magnetismo que ha generado, desde que los fanáticos vieron por primera vez al Halcón Milenario despegar de las naves imperiales en una “Galaxia muy lejana”.

La historia creada hace 28 años por el director estadounidense, tiene una magia cautivante, que le ha permitido sobrevivir a los duros momentos que enfrentó con los Episodios I y II, que no cumplieron con las expectativas depositadas en ellos y sólo acumularon criticas, por su guión, por la elección del elenco (en especial la de Hayden Christensen para interpretar a Darth Vader), entre otras cosas.

¿Es “La venganza de los Sith” la mejor entrega de toda la saga?

Difícil cuestión.

Lo que está claro es que es la clave entre las dos trilogías. Da sentido a las cinco restantes, y como último capítulo facturado aborda un tono oscuro y fatalista que nunca antes se había visto por estas galaxias.

En el “Episodio III” por fin se desvela el por qué Anakin sucumbe ante el lado oscuro, que viene siendo por la misma razón por la que en las películas de terror son los más promiscuos los primeros en caer, la misma explicación por la que los griegos relacionaban Eros y Tánatos, y el mismo motivo por el que la gran mayoría de las religiones del mundo exigen el celibato a sus ministros.



Y los Jedis, mientras no se demuestre lo contrario, son una actualización de aquello del monje guerrero, mito que ya circulaba por Occidente mucho antes de que nos enteráramos de que existían los shaolines.

Las tragedias se definen básicamente por la muerte de un inocente, por la fatalidad que recorre la trama y las buenas tragedias, las que son realmente grandes, sobre todo se definen por la inutilidad del sacrificio del héroe.

Aquí mueren inocentes en cantidades desorbitadas, hay una fatalidad inherente al propio destino de cada personaje, y el sacrificio de Anakin será de los más inútiles que se han visto en la historia del cine.

Porque si esta película merece la calificación de sobresaliente, es por la dimensión tremendamente humana (donde se conjuga lo mejor y lo peor) que se le ha querido dar a su personaje principal.

Hubiera sido muy fácil explicar el cambio de Skywalker a través del simple afán de poder, pero ¿para vender el alma al diablo existe una razón mejor que el amor?

Creo que no.

De ahí que los Jedis insistieran tanto en lo de la soltería.

El afecto intersexual es tan potente, y genera tantos sentimientos encontrados que amar necesariamente tiene una parte de insensatez y otra de esclavitud.



Anakin se convierte en un esclavo desde el mismo momento en que conoce a Padmé, y aunque cambiará de dueño, esa condición no desaparecerá hasta que en el episodio VI llegué la redención a través del hijo.

No esperen sorpresas de peso en el argumento de “La venganza de los Sith”, puesto que se trata del tercer episodio de una serie de seis

O sea, que, fundamentalmente, ya sabemos en qué acaba la película: que el joven Anakin Skywalker (Hayden Christensen), seducido por el Mal, se tirará a los brazos del lado oscuro de la fuerza y se convertirá en el atroz lord de la máscara negra y la voz asmática; y que los hijos gemelos que tendrá con la senadora Amidala (Natalie Portman) serán separados al nacer para alejarlos de su influjo; uno será Luke Skywalker y el otro, la princesa Leia.

Prometo que contándoles esto no les he fastidiado la película. El misterio no está en lo que ocurre, que es sabido, sino en cómo ocurre

El gran protagonista de la serie galáctica no es, por tanto, Luke Skywalker ni Obi Wan Kenobi ni Han Solo. Éste no es otro que Anakin y su lóbrego alter ego, víctima del amor arrebatado, la presuntuosidad juvenil y la ambición desmedida.

Pero “La venganza de los Sith” no es sólo la historia de un joven que se quiere beber la vida y de una historia de amor muy desdichada.

También es una reflexión sobre el mundo que nos ha tocado vivir y que a nadie le resultará indiferente.



El personaje de Padmé (Natalie Portman) es el que soporta mayormente el relativismo del filme con sus dudas sobre cuál es “el bando correcto”, aunque de sus labios también saldrá una de las mejores frases del filme: “Así es como muere la libertad: con un estruendoso aplauso”, un reflejo de cómo en los peores momentos de la historia siempre ha habido una gran mayoría alegre y confiada en que se hacía lo mejor.

También se reflexiona sobre el concepto absoluto de “paz” que utilizamos hoy en día, seguros de que no existe nada por encima de la “paz”. Y sin embargo, la paz no significa nada sino está amparada por la libertad.

Anakin conseguirá “la paz” a un precio muy caro. Tan caro que acabará con los valores que le convierten en un Jedi, y con lo que más quiere. Consigue la paz renunciando a todo lo que es y en lo que ha creído. El emperador sí que será capaz de asegurar la paz perpetua. Afortunadamente esa “paz” acabará con la sublevación de los Jedi en las tres últimas entregas.

En lo que al espectáculo se refiere, la película no defraudará a nadie.

El comienzo es estupendo en medio de una batalla espacial y seguida del enfrentamiento con Dooku que sirve a su vez para aclarar las habilidades de cada uno de los personajes en esta entrega (de sus diferencias más bien).



El personaje del General Grievous resulta un notable acierto y también hará disfrutar de lo lindo. Viene a llenar el hueco de Darth Maul en la primera película o Dooku en la segunda y por tanto veremos también un enfrentamiento de alto nivel con él. Y claro está, el duelo cantado entre Anakin y Obi-Wan, que no defrauda y cuyo final no se anda con remilgos.

En cuanto al aparato técnico, nadie supera a Lucas, quien se ha mantenido al tope de los efectos especiales desde el comienzo de “Star Wars”.

La cornucopia visual que ofrece “Revenge of the Sith” no ha sido igualada desde los trasfondos hasta las batallas espaciales o los duelos con los sables de luz. Los adjetivos increíble, inconcebible, fabuloso se quedan cortos al describir la complejidad y la vitalidad del montaje técnico desplegado en pantalla.

Igualmente el componente auditivo provisto por la banda sonora del laureado compositor John Williams ha enriquecido las melodías familiares con tonalidades más ricas y sobre todo más oscuras de acuerdo con la atmósfera que prevalece en este tercer episodio, un final glorioso.

Una película emocionante, llena de aventura y con numerosos niveles de significación que satisfarán a los que van buscando el mero encontronazo de sables y a los que busquen temas para una apasionante tertulia.

Nuestra Opinión: @@@1/2

Star Wars Episodio III: La Venganza de los Sith
(Star Wars-Episode III: Revenge of the Sith, Estados Unidos 2005)
Dirección y guión: George Lucas
Fotografía: David Tattersall
Música: John Williams
Con: Ewan McGregor, Natalie Portman, Hayden Christensen, Samuel L. Jackson, Ian McDiarmid, Christopher Lee, Jimmy Smits, Anthony Daniels, Frank Oz
Duración: 140 minutos
Distribución en México: 20th Century Fox
Clasificación: @ Insoportable, @@ Regular, @@@ Buena, @@@@ Obra Maestra

Correspondencia con esta galáctica columna:

codigocine@yahoo.com


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