Tierra de Muertos


Es reconocido como uno de los cineastas más influyentes de las últimas décadas.

Pocos directores de cine pueden manifestar haber mantenido una “línea de conducta” en lo que a selección de historias para trasladar a la pantalla se refiere.

Si hablamos del género de terror, quizá sólo un par de nombres (digamos, John Carpenter) pueden hacer sombra a George Romero como el gran cineasta de ese tipo de películas.

Desde su “Night of the Living Dead”, la película fundamental sobre el subgénero zombie, pasando por “Dawn of The Dead”, “Creepshow”, “Dark Half” o “Bruiser”, Romero se ha transformando en una de las figuras principales del horror contemporáneo en cine.

Muchos directores han imitado el cine de George A. Romero sin proponer visiones demasiado inteligentes del mundo contemporáneo, reduciendo todo a un simple juego.

Un género (o un subgénero, como podría ser el del cine de zombis) puede viajar en el tiempo y en el espacio, pero a cambio de sus características propias ha de encontrar elementos que las sustituyan, cosa que no ha sucedido por poner un ejemplo en los films de Lucio Fulci o Umberto Lenzi, donde desaparecían las brillantes propuestas que antes había hecho George A. Romero y sólo quedaban las carnicerías.

La ciudad en la que “Land of the Dead” se desarrolla es una isla urbana rodeada por rejas electrificadas y conectada por puentes a las tierras baldías que la rodean.

En medio se encuentra el rascacielos fortificado donde los pocos residentes ricos de la ciudad pueden vivir, comprar y comer en paz, sin miedo a ser atacados por los zombies o los pobres.

Los pobres deambulan por sucios callejones de una ciudad desolada.

Los zombies están confinados al otro lado del río hasta que su líder, Big Daddy (Eugene Clark), se da cuenta de que, como ya están muertos, no se pueden ahogar. Los incita a cruzar las aguas para invadir el plutocrático paraíso artificial.

Kaufman (Dennis Hopper) es un especulador capitalista que ha sabido sacar partido de unas circunstancias particularmente adversas, como sucedió con los nuevos ricos durante el colapso del comunismo en la antigua Unión Soviética o como sucede con muchos líderes africanos, a quienes no les importa poner la economía de sus países en manos de multinacionales sin demasiados escrúpulos de tipo humanitario.

Desde luego, en el film de George Romero queda claro que aun en pleno Apocalipsis uno puede continuar haciendo negocios o mostrando sentimientos absurdos, relacionados con la avaricia (uno de los personajes quiere robar tres millones de dólares y huir de la comunidad que él mismo protege, sin preguntarse a dónde puede marcharse).

Riley (Simon Baker), Charlie (Robert Joy) y Cholo (John Leguizamo) son tres de los mercenarios que mantienen a raya a los zombis, para que no entren en Fiddler’s Green. Cuando salen de la zona protegida, van en un camión blindado, en busca de cualquier cosa que les pida Kaufman (incluso desodorante).

Gracias a ellos, Romero nos hace cobrar conciencia de que los zombis no son tan terroríficos como parecen.

Los detalles gore, que a estas alturas invitan más a la sonrisa que al temor, les proporcionan una ingenuidad asombrosa a los muertos vivientes del film, en especial si uno los compara con los de otras películas recientes, como “Resident Evil” o “28 Days Later”, que corren, gritan y pelean de forma espectacular.

Los zombis que George Romero presenta en 2005 no son muy diferentes de los que presentó en 1968, al estrenar “Night of the Living Dead”.

Unos y otros siguen recorriendo el mundo sin comunicarse, aunque ahora uno de ellos de la sensación de ser un líder cada vez que se queja por las monstruosidades que cometen los humanos con los muertos vivientes, a los que tirotean y destruyen de mil maneras.

En “Land of the Dead” se ve cómo una joven con un piercing en el ombligo es atacada por los zombis, que en seguida le arrancan el anillo; también se ven lesbianas, curas, muchachos con patineta o gente de color reducidos al mismo estado de sonambulismo.

Toda posible diferencia parece haber sido barrida, con un efecto contrario al que uno esperaría en un mundo donde no nos dividan cuestiones de sexo, raza, edad o religión, porque la ausencia de barreras entre los zombis no deja de marcar todavía más la distancia que les separa de los supervivientes que viven en las torres, acaso la misma que distancia que separa a los ricos de los pobres en un país como Estados Unidos, donde un cuatro por ciento de la población tiene en sus manos más del sesenta por ciento de la economía.



Eso explica que los mercenarios, al tomar conciencia de sí mismos y de que no son más que unos parias al servicio de los ricos, se apiaden de los zombis; sólo entonces se dan cuenta de que “en definitiva son como nosotros”.

El filme mantiene la tensión y el interés desde el comienzo, y no abusa de su duración, resultando en un rato entretenido y ligero de cine.

Una advertencia: es una película de “muertos vivientes” muy, pero muy, grotesca, exactamente lo que desean los fans del género.

Nuestra Opinión: @@@

Tierra de Muertos
(Land of the dead, Estados Unidos-Canadá-Francia 2005)
Dirección y guión: George A. Romero
Fotografía: Miroslaw Baszak
Música: Reinhold Heil y Johnny Klimek
Con: Simon Baker, Dennis Hopper, Asia Argento, Robert Joy, John Leguizamo, Boyd Banks, Jennifer Baxter
Duración: 93 minutos
Distribución en México: UIP
Estreno: 15 julio
Clasificación: @ Insoportable, @@ Regular, @@@ Buena, @@@@ Obra Maestra

Correspondencia con esta horrorizada columna:

codigocine@yahoo.com



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Comentarios

Unknown dijo…
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