Guardianes de la noche



Fue una película de la cual se habían creado muchas expectativas en el mundo entero, prácticamente desde su estreno en Rusia.

Basada en una novela tan exitosa en su país natal como desconocida fuera de él, “Guardianes de la noche” presenta un mundo en el que las fuerzas del bien llevan siglos batallando contra las fuerzas del mal, en una guerra invisible para el común de los mortales.

Cuando tiempo atrás ambos bandos se enfrentaron, decidieron pactar una tregua que dura hasta nuestros días, aunque la leyenda dice que un día aparecerá un gran “elegido” y que se decantará por uno de los dos bandos, desequilibrando así la balanza.

El protagonista, Anton, es un tipo que tras ser pillado años atrás contratando los servicios de una bruja para matar al feto que su novia llevaba en el vientre, es reclutado por los Guardianes de la Noche, los encargados de mantener la paz entre ambos bandos.

Su misión consiste básicamente en ponerle un alto a todos aquellos con tentativas de saltarse las normas, hasta que ese gran “elegido” parece hacer acto de presencia y la historia se complica.


© Twentieth Century Fox

Es probable que mientras unos empiezan ya a estar algo aturdidos, otros siguen brincando de gusto ante las sucesivas muestras del cine de ciencia ficción con reminiscencias históricas, teológicas y metafísicas donde tienen a bien mezclarse iconografía medieval, espiritualidad oriental e hiperviolencia de nuevo molde.

En tal revoltijo, uno encuentra registros propios del cómic, de los juegos de rol, del film noir, y hasta la estilización de los westerns de serie B en una mezcla que casi siempre dividirá opiniones: a unos les parecerá indigesto, a otros, un verdadero manjar.

Este tipo de filmes suele iniciar con un prólogo donde se explica el enfrentamiento histórico entre el bien y el mal para a continuación dar un salto cronológico al presente y dilucidar el estado actual de ese combate eterno, en términos apocalípticos, e incidir en la idea de que se aproxima el día del combate final.

Los rusos se embarcan en una trilogía de películas inspiradas en las novelas de su paisano Sergei Lukyanenko, donde se pone al día el conflicto antes relacionado en un escenario aterrador como es la actual ciudad de Moscú que tras la caída del comunismo ya puede presumir de ser un escenario corrupto, violento y decadente, ideal para ambientar en él este tipo de historias que antaño parecían exclusivas para ser manufacturadas por el mundo anglosajón.


© Twentieth Century Fox

La premisa es que existen las fuerzas de la luz y las de la oscuridad ambas formadas por “los otros”, humanos que tienen algún tipo de poder sobrenatural. Cuando tiempo atrás ambos bandos se enfrentaron decidieron pactar una tregua que dura hasta nuestros días, aunque la leyenda dice que un día aparecerá un gran “elegido” y que se decantará por uno de los dos bandos y desequilibrando así la balanza.

El protagonista, Anton, es un tipo que tras ser sorprendido años atrás contratando los servicios de una bruja para matar al feto que su novia llevaba en el vientre, es reclutado por los Guardianes de la Noche, los encargados de mantener la paz entre ambos bandos.

Su misión consiste básicamente en parar los pies a todos aquellos con tentativas de saltarse las normas, hasta que ese gran “elegido” parece hacer acto de presencia y la historia se complica.

La mitología creada en torno a la película es un popurrí de leyendas y cuentos conocidos por todos: vampiros, brujas, personas que se convierten en animales y casi cualquier cosa que les pase por la cabeza.

Aún así, a pesar del revoltijo, la cosa funciona.


© Twentieth Century Fox

Es sorprendente que con un presupuesto de apenas 4 millones de euros se haya podido hacer una película como ésta. Visualmente es espectacular aunque posiblemente peque un poco al recrearse en imágenes a menudo gratuitas.

Pero lo cierto es que la película entretiene y mucho.

También es cierto que en algunos momentos se pierde el hilo y se introducen conceptos y personajes de forma poco clara, algo un tanto desconcertante.

Sin embargo, no todo es miel sobre hojuelas. Con todo y que la trama general sea sencilla, existen detalles mal explicados y es una lástima porque la película podría haber dejado mejor sabor de boca.


© Twentieth Century Fox

Aunque sea la primera parte de una trilogía y estas cosas se expliquen más adelante, la película debería ser completa por si sola.

Habrá que dar el beneficio de la duda, pero no creo que este fallo quede subsanado en las otras dos películas venideras, puesto que si en la primera parte no se nos presenta a los personajes, dándonos sus antecedentes, difícilmente ocurrirá en las siguientes.

“Guardianes de la noche” deja claro que para hacer películas llamativas y espectaculares no es necesario un presupuesto estratosférico ni contar con los actores de moda. El secreto está en la historia y en cómo se cuenta en la pantalla grande.

Nuestra Opinión: @@@

Guardianes de la noche
(Nochnoy Dozor / Night Watch, Rusia 2004)
Dirección: Timur Bekmambetov
Guión: Timur Bekmambetov y Sergei Lukyanenko, basado en la novela de S. Lukyanenko
Fotografía: Sergei Trofimov
Música: Yuri Poteyenko
Con: Konstantin Khabensky, Vladimir Menshov, Valery Zolotukhin, Maria Poroshina, Galina Tunina, Viktor Verzhbitsky, Aleksei Chadov
Duración: 118 minutos
Distribución en México: 20th Century Fox
Clasificación: @ Insoportable, @@ Regular, @@@ Buena, @@@@ Obra Maestra

Correspondencia con esta columna de hábitos nocturnos:

codigocine@yahoo.com



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