El Método



Es difícil centrar la acción de una cinta en una sola habitación, con siete personas interactuando, y salir airoso del envite.

El teatro no es el cine, no tiene necesariamente el mismo tipo de público y por razones evidentes la energía de las interpretaciones de los actores que traspasan tan fácilmente la cuarta pared en el medio teatral no son tan sencillas de suplir en el medio cinematográfico, que por descontado tiene otras muchísimas otras virtudes que hacen que lo amemos.

Pero la cinta combina las virtudes de cine y teatro para darnos un espectáculo digno del mejor reality show.

Son siete personas sometidas a presión.

Un día cualquiera en Madrid una multinacional hace una selección para elegir a alguien que cubra un puesto importante.

Todos deberán interactuar para no poder ser eliminados.

Todos representan tipos diferentes, el audaz, la misteriosa, el triunfador.

A medida que la olla a presión aumenta, las contemplaciones se van perdiendo en aras de la propia necesidad.

Este es el argumento que esgrimen los que observan la situación.


© Quality Films

Uno es el puesto a elegir y han sido cientos los aspirantes.

Ahora sólo son siete, el resto quedó atrás, las exigencias son cada vez más y de los siete, uno será el ganador del empleo.

De esta manera se gestan alianzas provisorias, se vislumbran traiciones escondidas en un manto de hipocresía y se observan actitudes donde la moral y la ética del grupo queda al descubierto con todos sus valores y bajezas.

Un auténtico zoológico humano.

Cinco hombres y dos mujeres se revelan como lo que somos en instancias de desesperación: animales enjaulados por un sistema que nos vampiriza hasta convertirnos en caricaturas de aquello que alguna vez pensamos seríamos como personas.


© Quality Films

Basada en la obra de teatro “El Método Grönholm”, de Jordi Galcerán Ferrer, el filme se ha visto obligado a reducir su título por cuestiones legales.

Galcerán ha querido diferenciarse de este trabajo declarando que la película es muy diferente de la obra inicial, ya que él trataba las situaciones en un tono general de comedia, cosa que no predomina en esta “El Método”.

Asemejando su estructura argumental con la de muchas películas de terror en las que los protagonistas van desapareciendo víctimas de un psicópata, que en este caso sería la empresa o los propios aspirantes, y con sólo unos pocos personajes encerrados en una aséptica sala, la película demuestra que no son necesarios efectos especiales, acción trepidante, o escenas grandilocuentes para mantener en vilo al espectador durante todo el metraje, sino que es mucho más efectivo un buen guión, algo que desgraciadamente escasea en el cine actual.

Mateo Gil (amigo y colaborador habitual de Amenábar) y Marcelo Piñeyro han realizado una excelente adaptación del guión y hacen que la narración, desarrollada en un espacio casi único, se haga ágil, intensa e incisiva.

La sobria realización de Piñeyro viene respaldada por un tratamiento visual de Alfredo Mayo muy a tono con la historia, una imagen fría y azulada con una textura que resta humanidad a los personajes y los traslada a una dimensión visual con cierta dosis de robótica.


© Quality Films

Marcelo Piñeyro también acertó a la hora de elegir reparto.

Siete actores de primer nivel, se involucran en los personajes y dotan a la película de una calidad excepcional. Ningún actor adquiere el rango de actor protagonista, sino que todos luchan por lo mismo, el puesto de trabajo.

“El método”, como todas las buenas películas, no se conforma con hacer pasar un buen rato, sino que permite segundas lecturas y promueve además preguntas como hasta dónde se llegaría por obtener un buen trabajo, hacia dónde nos dirige el capitalismo neoliberal imperante o hasta qué punto es conveniente separar la conciencia personal del trabajo realizado.

Todo en la cinta funciona en dirección a la tesis, una reflexión sobre la motivación en la vida urbana actual, en la que la fe se atribuye a un sistema absolutamente pragmático en el que “el bien de la empresa” se transforma en una búsqueda ciega del poder que descarta, como en un juego, cualquier principio que entorpezca el objetivo.

“El método” es una película que interesa al espectador, un análisis del comportamiento irracional de las personas en situaciones límite, que no provienen necesariamente de un peligro físico, sino de un objetivo a alcanzar por mera necesidad o como es el caso, de subir su status social.

Nuestra Opinión: @@@@

El Método
(Argentina-España-Italia, 2005)
Director: Marcelo Piñeyro
Guión: Marcelo Piñeyro y Mateo Gil, basado en la obra de teatro “El Método Grönholm”, de Jordi Galcerán Ferrer
Fotografía: Alfredo Mayo
Música: Frédéric Bégin, Phil Electric
Con: Eduardo Noriega, Najwa Nimri, Eduard Fernández, Pablo Echarri, Adriana Ozores, Ernesto Alterio, Carmelo Gómez, Natalia Verbeke
Duración: 115 minutos
Distribución en México: Quality Films
Clasificación: @ Insoportable, @@ Regular, @@@ Buena, @@@@ Obra Maestra

Correspondencia con esta metódica columna fanática de los reality shows:

codigocine@yahoo.com






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