Todos los hombres del Rey



Basada en la novela ganadora del premio Pulitzer de 1946 de Robert Penn Warren, “Todos los hombres del rey” cuenta la historia del ascenso al poder de un idealista en el mundo de la política de Luisiana y de la corrupción que finalmente lo conduce hasta su perdición.

Steven Zaillian, que ya logró un Oscar por su adaptación a la gran pantalla de la “La lista de Schindler”, (ha adaptado joyitas como “Hannibal”, “Gangs of New York” y “Awakenings”, entre otras), ha sido el encargado de reescribir y dirigir esta cinta.

Willie Stark (Sean Penn, genial como siempre), es un sureño pobre y sin mucha cultura que a base de demagogia consigue alzarse como gobernador demócrata del estado de Louisiana, para luego mantenerse en el puesto gracias a amenazas, compras, chantajes y nacionalizaciones, al más puro estilo chavista.

Jack Burden (Jude Law) es un periodista que sigue a Stark en su campaña electoral.

Inicialmente distante, comienza a implicarse con el senador; tras ser despedido de su periódico, de línea editorial republicana, recae en el gabinete de Stark, investigando para él los trapos sucios de sus rivales.

La obra más famosa de Penn Warren conduce por antiguos caminos a modernos problemas.

El regreso del populismo en Occidente no ha ido ligado a mensajes materiales, a la promesa de educación y sanidad universales, a la construcción de múltiples infraestructuras o a la lucha contra el hambre.


© Columbia Pictures

Esa clase de argumentos, por una parte, están ya integrados (sobre todo las obras) en las tareas de las instituciones modernas y, en otro sentido, ya no son, teóricamente, empleados en los combates electorales.

No pensamos en un político que quiera ganar votos y efectivamente lo consiga mediante la apelación a la lucha contra los ricos (una de las causas por las que perdió López Obrador la presidencia en México), a la promesa de la escolarización de todos los niños o a un gran aumento de impuestos.

Ciertamente, se trata de argumentos, así formulados, que resultarían eficaces en contiendas de países económicamente menos desarrollados, pero no en el primer mundo, donde el populismo tiene más que ver con la disolución de redes comunitarias, con la transición del mercado laboral hacia posiciones mucho más débiles y con la articulación xenófoba de las relaciones con esos emigrantes que realizan los mismos trabajos pero con sueldos sustancialmente menores y que provienen de culturas alejadas.


© Columbia Pictures

Si bien la película de Zaillian incorpora cierta retórica neoconservadora en su descripción de la política, la novela de Penn Warren apostaban por subrayar un sentimiento que no solamente está operativo en algunos sectores de las sociedades occidentales sino que ha sido un continuo de los temores políticos estadounidenses.

Para sus conservadores, tipos como Huey Long eran la encarnación real de la amenaza futura, mucho más que el improbable ascenso del comunismo en sus tierras.

En gran medida, porque representaban el paso final de propuestas con su centralización del poder, el aumento de impuestos, la supeditación del mundo empresarial a la política territorial, con el sustento en el gobierno a base del voto de los pobres conseguid con retórica populista.


© Columbia Pictures

Es frente a esa amenaza que la reacción se produjo en las décadas posteriores, y “Todos los hombres del rey” contiene una visualización clara de ese peligro.

La cuestión moral de la cinta trata de los medios y de los fines y de si el bien que surge del mal sigue siendo bien.

¿El fin justifica las acciones?

Esta es la pregunta clave de la historia. ”Todos los hombres del rey” es una ácida película sobre la naturaleza humana, el poder, la corrupción, el idealismo, el amor y la traición.


© Columbia Pictures

Pero sobre todo, se trata de una reflexión sobre cómo el poder puede corromper y transformar a las personas.

En última instancia la cinta también trata de responder a cuestiones menores, como si es posible el amor entre tanta corrupción o qué es preferible antes, la injusticia o el desorden.

Zaillian firma una parábola ácida e inteligente, con un diseño de producción impecable que traslada al espectador a la década de los 30. La retórica del protagonista, los mecanismos del poder y el papel de la prensa.


© Columbia Pictures

Las enseñanzas del filme son fácilmente extensibles a la actual política estadounidense, aunque los americanos parece que no están por la labor de excavar en sus miserias: con un presupuesto de 55 millones de dólares, el filme apenas ha recaudado siete.

Y pese a su fracaso en taquilla, la cinta bien puede coquetear con el Oscar, especialmente con la caricaturesca actuación de Sean Penn que mucho nos recuerda a un Chávez en Venezuela o a un López Obrador en México, discursos llenos de veneno disfrazados de buenas intenciones.

Como dato curioso, la misma novela ya había sido llevada a la pantalla grande en 1949, bajo las órdenes de Robert Rossen.

En esa ocasión se llevó cinco globos de oro y tres Oscares, incluyendo los de Mejor película.

¿Llegará ahora nuevamente por méritos propios o impulsada por motivos políticos?

Tal vez ninguna de las dos, puede que termine en el olvido.

Nuestra Opinión: @@@

Todos los hombres del rey
(All the king's men, Estados Unidos-Alemania 2006)
Director: Steven Zaillian
Guión: Steven Zaillian, basado en la novela homónima de Robert Penn Warren
Fotografía: Pawel Edelman
Música: James Horner
Reparto: Sean Penn, Jude Law, Kate Winslet, Patricia Clarkson, Mark Ruffalo, James Gandolfini Anthony Hopkins
Duración: 140 minutos
Distribución en México: Columbia Pictures
Clasificación: @ Insoportable, @@ Regular, @@@ Buena, @@@@ Obra Maestra

Correspondencia con esta anti populista columna:

codigocine@yahoo.com


Trailer, All the king´s men




Trailer, All the king´s men (1949)





*Un agradecimiento especial a Karla Avila del CIDE (Centro de Investigación y Docencia Económicas) por su orientación para la realización de esta columna




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