Beethoven, Monstruo Inmortal



Si hay algo muy complicado de plasmar en la pantalla grande, es el genio artístico.

Las limitaciones del medio hacen que, inevitablemente, las vidas de pintores o músicos queden muchas veces reducidas a un mero telefilme que nos relata las excentricidades, vulnerabilidades o, incluso, crueldades que rodearon sus vidas.

Pero el otro matiz, su fuerza creadora, el don que marca la diferencia entre el simple energúmeno y el ser excepcional, resulta casi imposible de captar con la cámara y, simplemente, se pierde.

Son los últimos años de la vida de Ludwig van Beethoven.

Un Beethoven (Ed Harris) con graves problemas de sordera, amargado y grosero que está preparando su Novena Sinfonía.

Y no tiene copista.

Entonces llega Anna (Diane Kruger). Una joven estudiante de composición que ha llegado a Viena para ser compositora.

Beethoven se muestra escéptico frente a la capacidad de Anna, pero Anna sabe muy bien que esta es una gran oportunidad para ella y no pierde la ocasión que Beethoven la brinda para demostrar que es una buena copista.


© Artecinema

Para Beethoven, Anna se convierte en un ángel enviado por Dios para sacarle de su oscuridad.

A la mayoría de la gente Dios les susurra al oído, a mí me chilla, se lamenta Beethoven.

Su cabeza está llena de música, de nuevos puentes hacia el futuro y Anna está ahí para escribirlos, para interpretarlos.

Es inevitable pensar en “Amadeus” cuando uno ve esta película, y comparar el punto de vista del narrador: en la película de Milos Forman, la historia está contada por un Salieri viejo, envidioso y enfermo que habla del niño impertinente, escandaloso y peliparado que es Mozart.


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Los celos, la humillación, la certeza del fracaso, destilan su veneno por la historia y la revisten de una atractiva malicia.

En cambio, la lamentablemente casta discípula de esta película (supuestamente el personaje está basado en varias personas que estuvieron cerca de Beethoven durante esos años), se limita a admirar a Beethoven durante dos horas con toda la gracia y la sensualidad de una monja de clausura, sin siquiera regalarnos un asomo de tensión sexual.

Eso le da un aire innecesariamente sacerdotal a un Beethoven, por lo demás, despojado de más atributos que el de genio loco.


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Y miren que había material para explotar: el hombre era un borracho, no tenía un céntimo, nadie creía en él, estaba decepcionado de la revolución francesa, estaba pasado de moda, llevaba una vida sexual desordenada –con todas sus discípulas menos ésta, por lo visto-; la verdad, daba para un poco más de lo que le sacan.

“Copying Beethoven” cuenta con una admirable puesta en escena de época: el vestuario y las locaciones son impecables. La banda sonora, por supuesto, inmejorable y algunas escenas bien logradas.

Hay una arriesgada secuencia de doce minutos que narra el estreno de la novena sinfonía de un modo totalmente inverosímil –y según parece falso- pero visualmente impactante.


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Y hay una chica rubia, que nunca usa un escote pero tiene unos ojos bonitos.

Algo se le olvidó a la realizadora Agnieszka Holland, porque lo que no existe es una película.

En “Copying Beethoven” asistimos sólo a un largo homenaje sin verdaderos conflictos, ya que la adoración de la discípula es tan férrea que no deja lugar a dudas o puntos de giro.

Así que, en vez de contemplar un interesante fresco de comienzos del XIX encarnado en una personalidad atormentada, nos topamos con un falso documental perfecto para que algún profesor de secundaria lleve a sus alumnos: un cuento didáctico con un regodeo de Ed Harris que, al salir del cine, nos dejará la certeza de que ya sabemos al menos distinguir la novena sinfonía y un par de sonsonetes más, para cuando sus versiones muzak suenen en los supermercados.

Si se quedaron con ganas de más, una mejor opción es “Immortal Beloved” (Bernard Rose, 1994), el mejor acercamiento cinematográfico a la obra y la vida del “Divino” Ludwig Van Beethoven. Ahí encontrarán mucho de lo que no se muestra en la cinta de Holland: una película, música y pasión, mucha pasión.

Nuestra Opinión: @@

Beethoven, Monstruo Inmortal
(Copying Beethoven, Estados Unidos-Alemania 2006
Dirección: Agnieszka Holland.
Guión: Christopher Wilkinson y Stephen Rivele
Fotografía: Ashley Rowe
Música: Maggie Rodford
Con: Ed Harris, Diane Kruger, Nicholas Jones, Matthew Goode, Ralph Riach, Joe Anderson, Bill Stewart, Angus Barnett
Duración: 104 minutos
Distribución en México: Artecinema
Clasificación: @ Insoportable, @@ Regular, @@@ Buena, @@@@ Obra Maestra




Trailer, Copying Beethoven










Correspondencia con esta musical columna:

codigocine@yahoo.com




















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