xXx 2: Estado de emergencia


Vin Diesel declinó su participación en la secuela de “xXx”. Creyó que con una cinta era bastante, probablemente porque es hora de cambiar personajes y sacudirse etiquetas.

Samuel L. Jackson, por su parte, no puso peros para repetir en la piel del agente Augustus Gibbons, esta vez en compañía del rapero Ice Cube y a las órdenes del neocelandés Lee Tamahori con Rob Cohen, director de la primera entrega, limitándose en esta ocasión a funciones de productor ejecutivo.

Cube es un soldado condecorado de las fuerzas de operaciones especiales, recluido en una prisión militar y reciclado y reclutado como nuevo agente xXx por el agente Augustus Gibbons (Samuel L. Jackson), miembro de la agencia de seguridad nacional para la ocasión.

¿La misión?

Infiltrarse en un grupo de disidentes radicales del gobierno guiados por el secretario de defensa el General Gen. George Octavius Deckert (Willem Dafoe), que perpetran un golpe de estado en la sombra.

Lejos de los gélidos paisajes de Praga, donde Diesel ejecutaba justicia en la primera entrega, el meollo de la acción se muda al mismo corazón del imperio americano: Washington capital.



Como decíamos al inicio, aunque no aparezca ni una sola vez en la película, es imposible no mencionar a Vin Diesel al hablar de “xXx”.

Creado apenas una película atrás por la dupla Diesel-Cohen, la idea central de “xXx” era la de poner al día la saga de James Bond, con tatuajes y deportes extremos en vez de esmoquin y martinis.

Pero, tal como sucedió con “Rápido y furioso”, tanto el director Rob Cohen como su estrella huyeron antes que le llegase el turno a la secuela.

No dejan de ser mencionados tangencialmente cuando los encargados de reclutar a un nuevo xXx piensan en voz alta que deben buscar uno con más actitud, con algo más que una pasión por el esquí o los deportes extremos.

Y allí es donde entra en acción Ice Cube, una de las primeras grandes figuras del hip hop estadounidense, pero devenido en eterno segundón en el mundo de las películas de acción, aquí por primera vez como protagonista, al lado de Samuel L. Jackson como su instructor y Willem Dafoe como el malo de la película.

Abandonando la idea del James Bond con tatuaje, esta segunda “xXx” es una película con autos, negros, mucho hip hop y escenas de acción con demasiada posproducción. Al punto de que en sus momentos cumbres parece más un videojuego que una película de acción.



Cinta predigerida y totalmente previsible, casi un esquema básico aún por llenar antes que una película, lo destacable de un producto tan malo como “xXx 2” es que tiene intenciones nobles.

Tal vez así se explique que un director como Lee Tamahori se haya prestado a estar al frente de semejante fiasco.

Pero, además de no lograr jamás articular una sola escena convincente, lo peor de “xXx 2” es que Peter Strauss como presidente progre y humano es tan falso que es imposible no desear que William Dafoe, siempre tan cómodo en el papel de villano, llegue al poder de una vez por todas y la parta su mandarina en gajitos.

Que la cinta ya no trate de asuntos internacionales, sino de confabulaciones internas y que haya en torno del propio presidente norteamericano sectores exacerbadamente radicales que ven debilidad en sus políticas moderadas prestan al film un ligero sabor de actualidad.

Lo que importa, de todos modos, es el gran desfile de violencia y acción, el cual está asegurado por el director Lee Tamahori y por una producción que no ahorró recursos ni tecnología para asistirlo.

Nadie va a reclamar por la falta de originalidad del guión ni por la abundancia de clichés ni por las hazañas cada vez más inverosímiles practicadas por el héroe de turno y sus compañeros y que tanto trabajo proporcionan a los dobles.

Pudo haberse esperado, sí, un tono algo más cínico.



A Willem Dafoe, Samuel L. Jackson, Peter Strauss y el gracioso Michael Roof les sobra oficio para asumir papeles que conocen de memoria.

La dosis de belleza femenina está a cargo de la rubia Sunny Mabrey y la morena Nona Gaye.

La cuestión de si la triple X de Ice Cube es o no preferible al de Vin Diesel, es cuestión de gustos.

Este agente xXx número 2 tiene la rudeza, la fuerza y la energía física de Ice Cube y por supuesto conserva, además de las tres equis tatuadas en la nuca, la pasión por la velocidad y el coraje para atreverse a cualquier desafío físico por disparatado que parezca, pero ha heredado poco y nada del humor de Vin Diesel y ha perdido casi por completo el espíritu romántico.

Lo que no falta, claro, es el entretenimiento gratuito: lo hay en cantidad y variedad.

Intervienen armas y vehículos de toda especie, a cual más poderoso y sofisticado, de modo que detonaciones, enfrentamientos, catástrofes y explosiones se suceden apenas interrumpidas por breves escenas que se ocupan de establecer un hilo argumental.

“xXx 2: Estado de emergencia” está dedicada a aquellos incondicionales de la acción que, en materia de combates cuerpo a cuerpo, explosiones, disparos, persecuciones y escapes increíbles, no se sentirán defraudados.

Nuestra Opinión: @@

xXx 2: Estado de Emergencia
(xXx 2: State of the Union, Estados Unidos 2005)
Director: Lee Tamahori
Guión: Simon Kinberg
Fotografía: David Tatersall
Música: Marco Beltrami.
Con: Ice Cube, Willem Dafoe, Samuel L. Jackson, Peter Strauss, Scott Speedman
Duración: 101 minutos
Distribución en México: Columbia TriStar Films
Clasificación: @ Insoportable, @@ Regular, @@@ Buena, @@@@ Obra Maestra

Correspondencia con esta extrema columna:

codigocine@yahoo.com



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