Piratas del Caribe: El cofre de la muerte



Hace algunos años, Disney decidió adaptar tres largometrajes inspirados en atracciones de sus parques de diversiones.

Posiblemente ya usted olvidó cintas como “Tierra de osos" y “Haunted mansión”.

El filme que completaba el trío parecía malamente condenado al fracaso.

Inspirado en el paseo de los piratas del parque Magic Kingdom, muchos esperaban un atroz desastre.

Dos de las mayores debacles financieras en la historia de Hollywood han sido filmes de piratas (“Pirates”, “Cutthroath Island”).

En cambio, el resultado sobrepasó cualquier proyección financiera optimista.


© Buena Vista International

“Piratas del Caribe: La maldición del Perla Negra” superó los 300 millones de dólares tan sólo en Estados Unidos.

Tres años más tarde, la secuela ha demostrado que no fue un golpe de suerte.

Dicha trama comienza con los preparativos de la boda entre Will Turner (Orlando Bloom) y Elizabeth Swann (Keira Knightley), pero se ven bruscamente interrumpidos cuando el siniestro empresario Cutler Beckett (Tom Hollander) ordena el arresto de los jóvenes por haber ayudado a escapar a Jack Sparrow (Johnny Depp), un enemigo de la Corona Inglesa (como se vio en la primera película).

Sin embargo, el arresto es un truco; lo que Beckett quiere en realidad es la brújula mágica de Sparrow, y ofrece a Will su libertad a cambio de ese objeto.

Will acepta y procede a buscar al pirata, quien a su vez está buscando un objeto mucho más valioso: una llave que abrirá un misterioso cofre que podría tener alguna relación con el legendario pirata Davy Jones (Bill Night) y con el monstruo marino llamado Kraken.

Jones es el despiadado capitán del fantasmal barco Flying Dutchman, cuya tripulación está integrada por piratas que aceptaron vender su alma al Diablo. Una vieja deuda de sangre hace que Sparrow pueda ser su próxima víctima.


© Buena Vista International

Esta segunda parte de la saga (la tercera ya casi termina de filmarse y se estrenará dentro de un año) apuesta por el desenfreno.

No hay, entonces, demasiado espacio (ni interés) por justificar los comportamientos, desarrollar la psicología de los personajes o dotar de un mínimo de lógica o verosimilitud al relato.

El torbellino de explosiones, persecuciones, acrobacias imposibles, gags físicos a lo Buster Keaton no siempre funciona y, tratándose además de una trama demasiado fragmentaria, dispersa y derivativa de caprichosos 150 minutos de duración, termina desgastándose de forma progresiva, casi devorándose a sí misma, tal como en pantalla lo hace el Kronen, un pulpo gigante, con los barcos y sus marineros.

En la trama (que, se sabe, en estos casos suele ser lo que menos importa) todo vale.

El filme se sostiene a partir de la acumulación de sofisticados efectos visuales y estímulos primarios que en algunos pasajes pueden ser graciosos, pero en otros demasiado elementales y gratuitos.


© Buena Vista International

Con escenas de acción construidas con un vértigo que recuerda al Steven Spielberg de “Indiana Jones” y con unos personajes virtuales/digitales en la misma línea de “El señor de los anillos”, esta segunda entrega de “Piratas del Caribe” es, prácticamente, una sucesión de escenas épico-cómicas (como el escape por parte de los piratas de las garras de una tribu caníbal o un duelo a capa y espada entre tres personajes subidos a una rueda gigante que jamás se detiene.

El diseño de producción del siempre creativo Rick Heinrichs (habitual colaborador de Tim Burton y los hermanos Coen), sumado a todo el despliegue tecnológico de la Industrial Light & Magic, la compañía de George Lucas líder en el terreno de los efectos visuales generados por computadora, que dispuso de buena parte del presupuesto de 200 millones de dólares, permitió crear un malvado que está a la altura de las circunstancias.

Lejos del respetuoso clasicismo (y de cierta solemnidad) de “Superman regresa”, “Piratas del Caribe” es casi el extremo opuesto: un festival de excesos (en la acción y en la comedia, pero también en la sangre, en la cantidad de subtramas y en la duración).

De todas formas, más allá de los reparos y aún con sus desniveles, esta sobredosis de adrenalina y humor absurdo termina funcionando -siempre en los términos que el filme plantea- como un entretenimiento tan superficial como eficaz.

Johnny Depp se vuelve a robar la película interpretando a Jack Sparrow con mayor cinismo y encanto, pues le ayuda mucho que el resto de las actuaciones sean meramente funcionales.


© Buena Vista International

Depp sigue fiel a su caracterización anterior, basada en parecer ebrio en prácticamente cada secuencia del film, sobre todo si está en medio de una pelea con más acrobacias que las que hubiera soñado Indiana Jones (quien obviamente no contaba con tanta ayuda digital).

Todo ayuda a que la nueva “Piratas del Caribe” sea siempre entretenimiento puro, sin el riesgo de ser tomada nunca en serio, a pesar de incluir escenas tan duras como la que le toca protagonizar a un padre pirata de alma condenada (gran trabajo de Stellan Skarsgard).

El que casi se roba la película debajo de sus tentáculos es Bill Nighy, un gran Davy Jones.

A Keira Knightley realmente le falta sensualidad y Orlando Bloom, el héroe más chapado a la antigua, le falta un poco de chispa, aunque tiene mejores diálogos y escenas que en el filme anterior.

Los efectos especiales y sobre todo, la dirección de arte logran que siempre haya algo digno de ver en esta versión moderna y multimillonaria del viejo cine de acción.

Este parece haber sido el objetivo de Gore Verbinski, y hay que reconocer que dio en el blanco.

Nuevamente se les pide de favor a todos los espectadores evitar salir corriendo de la sala en el momento en que aparezcan los créditos, pues además de conocer información técnica de interés, hay una escena adicional.

Nuestra Opinión: @@@

Piratas del Caribe: El cofre de la muerte
(Pirates of the Caribbean: Dead Man´s Chest, Estados Unidos 2006)
Director: Gore Verbinski
Guión: Ted Elliott y Terry Rossio
Fotografía: Dariusz Wolski
Música: Hans Zimmer
Con: Johnny Depp, Orlando Bloom, Keira Knightley, Stellan Skarsgård, Bill Nighy, Jack Davenport, Kevin R. McNally, Jonathan Pryce, Tom Hollander, Naomie Harris y Geoffrey Rush
Duración: 150 minutos
Distribución en México: Buena Vista International
Clasificación: @ Insoportable, @@ Regular, @@@ Buena, @@@@ Obra Maestra

Correspondencia con esta aventurera columna:

codigocine@yahoo.com




.

Comentarios