Babel



Luego de explorar los temas de la pasión y violencia desenfrenada en “Amores perros”, el dolor (físico o espiritual) en “21 gramos”, Guillermo Arriaga y Alejandro González Iñárritu, culminan su trilogía con “Babel”, hablando sobre el aislamiento (físico, emocional) y la compasión.

Su última colaboración entre ambos nos trae una propuesta muy interesante donde cuatro historias diferentes se mezclan para crear una película dolorosamente cautivante.

Como el famoso “efecto mariposa”, eventos que a primera vista no tendrían nada que ver entre sí, se combinan para crear una poderosa trama.

“Babel” es una película dramática e impactante, sensiblemente humana, que refleja las sensibilidades del ser humano y la forma en que nuestras propias ideologías, diferentes a las de otras naciones y culturas, nos dividen más que cualquier otra barrera física.

Cuatro historias cuyos protagonistas enfrentan situaciones extraordinarias, devastadoras, se van tejiendo simultáneamente y al final el espectador entiende que la soledad es precisamente lo que une a los seres humanos por ser lo que todos tenemos en común.

En “Babel”, un incidente en Marruecos, en el cual se ve implicada una pareja estadounidense, desencadena una serie de acontecimientos para cuatro familias en diferentes países.


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Relacionados por las circunstancias, pero separados por su continente, cultura e idioma, cada personaje descubre que, al final, es la familia la que brinda el consuelo.

En las arenas remotas del desierto de Marruecos se escucha el disparo de un rifle que detona una serie de acontecimientos que relacionarán la lucha desesperada de una pareja estadounidense por sobrevivir, con la de dos niños de Marruecos involucrados en un crimen que se produjo por accidente, con la de una niñera que está cruzando la frontera ilegalmente hacia México con dos niños estadounidenses y con la de una adolescente japonesa, rebelde y sorda, cuyo padre es buscado por la policía en Tokio.

Sin embargo, aún cuando los separan culturas tan opuestas y distancias tan marcadas, cada uno de estos grupos tan distintos de personas se acerca a toda velocidad hacia un destino compartido de aislamiento y tristeza profunda.


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En tan solo unas horas, cada uno de ellos enfrentará la terrible sensación de encontrarse profundamente perdido, perdidos en el desierto, perdidos para el mundo, perdidos ante sí mismos, mientras son empujados hasta el punto más extremo de la confusión y el miedo, así como a las más grandes profundidades de la desdicha y del amor.

Son tres paisajes distintos, contradictorios, alejados entre sí cultural, histórica y humanamente.

En los episodios ambientados en Marruecos y Estados Unidos, existe una evidente crítica a la institución de la autoridad.


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Mientras que la historia desarrollada en Japón, muestra a una fría nación embargada por la asfixiante rutina.

En la sociedad japonesa las emociones están implícitas.

Los recursos para expresar sus sentimientos son muy limitados, incluso en términos verbales, por lo que sufren una gran represión emocional.

Es una cultura corporativa, donde casi no existe la individualidad. Un concepto de sociedad bien organizada, pero que reprime el individualismo.

La película tiene un comentario social y político pero no trata de dar mensajes ni predicar una verdad o un dogma social.


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“Babel” es una cinta sobre el aislamiento, la incomunicación, pero no determinada por los diferentes idiomas, sino por la incapacidad misma del individuo de no poder comunicar sus sentimientos o pensamientos con sus seres mas cercanos o con él mismo.

Aunque no tan compleja en su juego con el tiempo como “Amores perros” o “21 Gramos”, la estructura narrativa de “Babel” es similar a la de sus predecesoras.

Rodrigo Prieto sumerge al espectador en una gramática visual con sentido y que une ese mosaico de historias, dándole forma y textura a cada parte del rompecabezas.

Si la fotografía tiene su papel en la cinta, la banda sonora de Santaolalla es más que sobresaliente, por mucho, lo mejor que ha hecho para el cine.


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La cinta, escrita por Guillermo Arriaga (y medio destrozada por Iñárritu), es convincente, intensa y emocionalmente agotadora.

Pese a todo, el gran defecto de “Babel” es su guión. Mejor dicho, la forma en que este fue llevado a la pantalla.

Cínicamente, González Iñárritu acepta que solo está plasmado el 40% de la historia escrita por Arriaga ( una de las razones por las que concluyó la relación de amistad y laboral y en la que en un gesto de soberbia, Iñárritu dejo fuera de la promoción de la cinta a su otrora amigo).

Y eso por desgracia, se nota en pantalla.

A diferencia de otros trabajos del guionista, en “Babel” hay poca conexión con el espectador.

Hay una incapacidad bárbara de transmitir todos los sentimientos que las historias reflejan en pantalla.

De tal forma que Iñárritu se contagia del espíritu japonés, dándonos un filme por momentos frío, ajeno al sufrimiento de sus personajes.

Si el director hubiera respetado el guión de Arriaga, seguramente la cinta sería la más redonda de la trilogía.

El hubiera no existe.

Pese a todo, “Babel” nos cuenta, nos muestra y luego nos pregunta, nos inquiere, casi nos pide a
gritos nuestra atención.

Termina con “Babel” una mancuerna creativa que dio cátedra sobre como filmar y contar una historia, jugando con todos los recursos técnicos (música, fotografía, edición) y actorales, para dar como resultado final historias demasiado humanas, demasiado dolorosas, convirtiendo esa realidad hiriente en poesía visual.

Nuestra opinión: @@@1/2

Babel
(Estados Unidos-México 2006)
Director: Alejandro González Iñárritu
Guión: Guillermo Arriaga
Fotografía: Rodrigo Prieto
Música: Gustavo Santaolalla
Con: Cate Blanchett, Brad Pitt, Gael García Bernal, Kôji Yakusho, Adriana Barraza, Rinko Kikuchi
Duración: 142 minutos
Distribución en México: UIP
Clasificación: @ Insoportable, @@ Regular, @@@ Buena, @@@@ Obra Maestra


Correspondencia con esta desesperanzada columna:

codigocine@yahoo.com


Avance de cine, Babel










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